El consumo de alcohol está vetado durante el embarazo y muchos facultativos aconsejan abandonar las bebidas alcohólicas en cuanto una mujer decide intentar quedarse embarazada. Un estudio publicado por el British Medical Journal sugiere que ese consumo puede ser moderado sin que exista ninguna modificación en la fertilidad de la mujer.

Los datos del equipo de investigadores daneses que siguieron a 6.120 mujeres de entre 21 y 45 años desde el Departamento de Epidemiología Clínica del Hospital Universitario de Aarhus (Dinamarca) durante nueve años certifican que si se consumen hasta 14 unidades alcohólicas -según el estudio cada una equivale a 330 mililitros de cerveza, 12 ml de vino tinto o blanco, 50 ml de vino dulce y 20 ml de bebidas espirituosas- a la semana, no hay cambios en sus posibilidades de fecundación. En cambio, si la ingesta de alcohol es superior a esas 14 unidades, es decir, si se bebe una media de dos unidades diarias, estas mujeres tienen un 18% menos de posibilidades de quedarse embarazadas.

De las 6.120 mujeres que estaban intentando quedarse embarazadas sin recurrir a ningún tratamiento de fertilidad que estudiaron, 4.210 lograron concebir y de ellas un 1,2% bebió más de 14 unidades alcohólicas por semana. Pese a estos resultados, la Comisión Europea no comparte la laxitud que muestra el estudio respecto al vínculo entre el consumo de alcohol y el decrecimiento de la fertilidad porque en la Estrategia de la Unión Europea para el alcohol se hace hincapié en los peligros de estas bebidas para los embarazos y se proponen políticas de "cero alcohol" por los riesgos asociados.

El equipo danés que realizó esta investigación reconoce un margen de error porque no se analizó el consumo de alcohol por parte de las parejas de las mujeres estudiadas, que según los médicos afecta directamente a la calidad del esperma.

"Lo que nadie pone en duda es que no hay mínimos para el consumo alcohólico durante el embarazo", asegura Manuel Macía, jefe de Servicio de Obstetricia del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), quien recuerda que los efectos de cualquier droga son máximos para el feto durante las tres primeras semanas del embarazo. "Independientemente de que no haya una repercusión sobre la fertilidad, sí la puede haber sobre el embarazo. Me parece que este trabajo se basa en entelequias epidemiológicas, como ocurre en casi todo, el consumo moderado no tiene casi repercusiones porque para que el alcohol afecte al funcionamiento del ovario tendría que darse un consumo muy significativo", añade.

Macía sostiene que si una mujer está buscando quedarse embarazada debe dejar de tomar bebidas alcohólicas. "Lo que dicen en el estudio es que no interfiere pero no dicen que sea positivo y ese matiz es enormemente importante", señala para apuntar que tampoco se trata de pasar a ser abstemio durante el año anterior al embarazo.

El síndrome de alcohol fetal que padecen los bebés cuyas madres tomaron una cantidad significativa de alcohol durante el embarazo supone la aparición de anomalías fetales, retraso del crecimiento, hiperexcitabilidad y trastornos de la concentración en el niño. "Lo que está claro es que el alcohol es tóxico y no podemos establecer un nivel por debajo del cual no aparezcan problemas", asevera.

Además, Macía afirma que no es lo mismo espaciar el consumo de alcohol a un vaso de vino al día por la semana que "sobredosificar" la ingesta durante el fin de semana. "No es mejor concentrar la ingesta porque los efectos secundarios son mayores en ese consumo compulsivo", concluye.