Las verdades de la Ciencia tienen hoy la categoría y poder de los dogmas de fe del pasado y quizá por eso son muchos los que fabrican falsas verdades científicas para aprovecharse de la supuesta infalibilidad de las batas blancas. La doctora Cristina Kearns, de la Universidad de California, acaba de destapar en Estados Unidos el último engaño masivo sustentado en supuestas conclusiones científicas. Buceando en un sótano de la biblioteca de Harvard ha encontrado más de 2.000 páginas con las pruebas de cómo en los años sesenta la industria azucarera estadounidense "compró" a los dos nutricionistas más relevantes del momento para que minimizaran el papel de la sacarosa en las enfermedades cardíacas coronarias. La culpa, en adelante, sería de la grasa y el colesterol. Hoy en día, los estadounidenses consumen diariamente un 30% más de azúcar que hace tres décadas.

El trabajo de Kearns, publicado esta semana por el Journal of the American Medical Asociation, revela que la patronal azucarera, a través de la llamada Fundación de Investigación del Azúcar pagó el equivalente a 48.000 dólares actuales a dos famosos nutricionistas de Harvard, Frederick Stare y Mark Hegsted, por un trabajo publicado en 1967 que, según la documentación, fue orientado en todo momento por los empresarios. El trabajo refutaba las primeras investigaciones que ligaban la sacarosa con la enfermedad cardíaca y aseguraban que la única forma de prevenir esta dolencia era modificar la dieta para reducir la ingesta de grasa y colesterol. Stanton Glanz, coautor con Kearns del trabajo que ha destapado el escándalo del Sugargate indica que, aunque hoy en día se admite que el azúcar es un factor de riesgo, no existe consenso en la profesión médica y que, desde luego, contar con unos estudios firmados por expertos tan influyentes "contribuyó a trasladar el énfasis de la discusión desde el azúcar hacia la grasa".

Los médicos que han destapado la manipulación inciden en que la patronal se había marcado en aquella época en un ambicioso plan para aumentar la cuota de mercado al conseguir que los estadounidenses hicieran una dieta baja en grasa.