Líneas sencillas, luz a raudales, colores neutros y pocas piezas bien elegidas. Ésas son las claves para lograr un cuarto de baño elegante y atemporal, de esos que resisten el paso de los años con leves retoques. Uno de los trucos es agrandar la estancia con el uso de espejos. Las toallas y lavabos blancos, así como la grifería cromada ayudan a transmitir esa imagen impecable de orden y limpieza.