- ¿Qué percepción tiene de la política española con un Gobierno en funciones tras dos elecciones generales de por medio?

- A los políticos les cuesta adaptarse al multipartidismo. No te puedes fiar de la palabra de los políticos porque vale un mes como mucho. Y digo los políticos porque si ves a los cuatro grandes que representan a los partidos en España hay cosas que no se entienden. Rajoy dice algunas cosas contradictorias o incomprensibles. Primero, que se va a presentar, luego no te pone fecha, e igual no se presenta si no tiene mayoría. Luego dice que va a consultar con su partido las condiciones del pacto con Ciudadanos y no lo hace, y afirma que la periodista es quien se lo ha inventado. Miras a Ciudadanos, y primero no a Rajoy y Sánchez, luego abstención a Rajoy, y luego sí al PP; y Podemos y el PSOE igual. El PSOE con sus tres no, todos son incompatibles. Los discursos desafían la lógica.

- ¿Esta situación genera un descrédito entre la población española y proyecta una imagen en Europa y el resto del mundo que poco beneficia al país?

- El hecho de no tener un gobierno investido, aunque Bélgica va por delante de España, el que no se pongan de acuerdo PP y PSOE con otros partidos, como franceses no nos sorprende tanto porque tampoco tenemos la tradición de que pacten los dos partidos principales. E incluso esto sería un problema que en Francia se ve bastante. Si pactan los dos principales, qué oposición te queda. En el caso de Francia sería el Frente Nacional, y si el gobierno es malo, la alternativa es la oposición, y eso no es una alternativa. La ausencia de esa gran coalición se entiende mejor en Francia que en otros países. La verdad es que esta situación está durando tiempo. La Comisión Europea ya ha entendido que no se puede aprobar un presupuesto mientras no haya un gobierno, pero lo ha entendido una vez. Se supone que el 15 de octubre hay que presentar una hoja de ruta económica, que de momento no la hay. Por intuición, imagino que no habrá terceras elecciones, pero también decíamos lo mismo antes de las segundas.

- Vamos a su país. ¿Qué escenario se vislumbra en Francia en vísperas de un proceso electoral?

- Tenemos elecciones presidenciales en 2017 después de las legislativas, y todos los sondeos apuntan que en las presidenciales, de producirse hoy, en la segunda vuelta se posiciona el candidato del partido de centroderecha, un escenario que ya se produjo en 2002, con Jean-Marie Le Pen y Chirac en segunda vuelta, y donde Chirac ganó con un 82%. En este caso no sería lo mismo: volverá a ganar el candidato de centroderecha con un 60% o así. Y Hollande, el presidente saliente y candidato del partido socialista, en ningún sondeo aparece clasificado en una segunda vuelta. Es impresionante y es un escenario inédito cuando un presidente se vuelve a presentar, y en los sondeos te sitúan en un cuarto lugar detrás del Frente Nacional, Los Republicanos, e incluso un candidato a su izquierda le podría adelantar.

- ¿Por qué?

- Por cosas suyas propias y el contexto. Antes de ser presidente le funcionaba muy bien la estrategia de la síntesis. Se decía de él que, como secretario general del partido, componía con las distintas corrientes del partido socialista, y de las distintas propuestas que había en un congreso, cogía un poco de un texto, otro poco de otro, y de un tercero, y hacia un texto consensuado. Contentaba a todos. Pero muchos le reprochan seguir con esto desde que ha llegado a la presidencia, y lo que funciona en el partido socialista es más complicado aplicarlo a la jefatura del Estado. Fue elegido con un programa y un discurso no anticapitalista pero bastante a la izquierda dentro del centroizquierda europeo, diciendo que mi enemigo son las finanzas, y ahora el ministro de economía que tenemos es un banquero de la esfera privada, con una política bastante liberal dentro del partido socialista.

- ¿Es también el ocaso de la izquierda en Francia?

- Hay una izquierda dividida y no ocurre como en España que exista una propuesta tipo Podemos que aglutine otras corrientes.

- Nicolas Sarkozy vuelve al ruedo político. ¿Cambia en algo la carrera hacia el Elíseo?

- Sarkozy tiene que pasar unas primarias y aún no ha ganado. Quiere ser candidato, pero de momento no es ni favorito. Es bastante carismático y podría recortar distancias, pero aún no sabemos si va a ser candidato. Casi todos los sondeos dan que Sarkozy u otros estarían en la segunda vuelta, y que Marine Le Pen perdería frente a todos.

- ¿El discurso del miedo se ha instalado en el país?

- El Frente Nacional ha hecho los deberes. Marine Le Pen ha cogido el discurso tradicional del partido, una pata xenófoba en contra de la inmigración y en particular del islam, sean segundas o terceras generaciones, y por otra parte, una pata populista que se puede dar en más movimientos, que es el discurso antielitista. Eso lo ha conservado y lo ha potenciado, y ha quitado la parte menos presentable de lo que era poco presentable. Es decir, su padre, Jean-Marie Le Pen, hacía unos deslices sin control sobre la II Guerra Mundial y los judíos que ella ha quitado de su discurso.