| Seis bombas de palenque anunciaban ayer a mediodía que el verano toca a su fin en Baiona. Eran la señal para el inicio de la tradicional romería de la Virgen de la Roca, que volvió a congregar a cientos de personas en torno al monumento para asistir, a las 13.00 horas, a la misa de campaña y participar después en la popular comida campestre en el parque Mercedes de la Escalera, que contó con música a cargo de la agrupación folclórico Airiños da Lagoa. La organización, a cargo del Concello y la comunidad de montes, repartió en raciones de 3 euros 250 kilos de sardinas, 250 de pan de maíz y 200 litros de vino del país. También se asó churrasco y buena parte de los comensales, dispuestos en mesas, muros o en el suelo, saciaron sus estómagos con viandas traídas de sus propias casas. La jornada festiva, con la que cada año Baiona despide a los veraneantes del mes de agosto, se remonta al año 1910, en el que los festejos sirvieron para celebrar la colocación de la primera piedra de la Virgen de la Roca, obra del arquitecto Antonio Palacios.