Los neonicotinoides aparecieron hace dos décadas de la mano de la farmacéutica Bayer. Desde entonces se han convertido en uno de los insecticidas más utilizados, de hecho, están entre los más vendidos del mundo.

Su composición es similar a la nicotina, de ahí el nombre. Están ideados para acabar con grandes plagas por lo que su toxicidad oral es extremadamente alta 4-5 ng/abeja. Su modus operandi es atacar al sistema nerviosos de los insectos, no solo de las abejas, paralizándolo hasta la muerte. Aunque no influyen de la misma manera a los vertebrados, también puede ser levemente tóxico para aves o mamíferos.

El neonicotinoides tipo Imidacloprid es el más extendido en Galicia y se vende bajos diferentes marcas. Tiene un largo efecto residual y es muy soluble en agua, lo que propicia que se expanda rápidamente por la planta y permanezca en ella mucho tiempo.