El arte de ligar se reinventa. Recurrir a una web o una aplicación móvil de contactos para buscar pareja ha pasado en solo unos años de ser un tema tabú a algo cada vez más frecuente. Pese al boom del cortejo virtual, agencias matrimoniales gallegas aseguran que resisten sin problemas ya que no ofrecen los mismos servicios. Más "seriedad", un trato personalizado y la garantía al 100% de que finalmente se encontrará el amor son, según las agencias Lazos y Amor&Co -ambas con sede en A Coruña para toda Galicia- las principales ventajas de optar por este modo de conocer gente. Solo entre las dos suman más de medio millar de usuarios en toda la comunidad.

La apps permiten adaptarse a las necesidades de cada usuario -las hay para buscar pareja en función de unos filtros seleccionados por el cliente, de forma aleatoria o las que informan de otros usuarios que están cerca de uno en ese momento-, una versatilidad que, según las agencias matrimoniales, no se traduce en éxito. Los responsables de estas empresas aseguran que estos métodos on-line sirven para "conocer gente", pero no para lograr "una relación estable". Es precisamente ese público -quien quiere empezar algo serio y no quiere llevarse sorpresas-, quien conforma la clientela de las agencias. "Internet es el equivalente a una discoteca, pero peor. Puedes conocer a alguien, pero es una persona anónima, que igual no tiene nada que ver con lo que ha dicho en su perfil. Hace unos años ocurrió en Granada, un hombre que decía ser un empresario del toreo y finalmente era un psicópata. Se puede encontrar pareja, pero de casualidad", señala el director de Amor&Co, Luis Sánchez.

La principal baza que resaltan las agencias como garantía de fiabilidad es el hecho de pagar una cuota de ingreso para poder entrar en la base de datos de búsqueda de pareja. "El tener que pagar entre 300 o 400 euros mínimo de cuota hace que quienes solo quieran un ligue o algo esporádico no lo hagan. Es solo gente que quiere algo estable", indica Sánchez. "Que alguien pague ya es garantía de seriedad", añade la socióloga Alicia López de Lazos, donde hay inscritos 423 gallegos y más de 4.600 personas en toda España. A ello se suma que cada usuario recibe un trato personalizado -entrevista con psicólogos con los que detallan un poco su perfil, lo que buscan en otra pareja, gustos, etc...-, lo que ayuda a los expertos de la agencia a buscar el candidato ideal para una posible relación. Hay diferentes fórmulas -quienes trabajan con test de compatibilidad- y quienes como Lazos optan por un trato exclusivo para cada cliente al que ofrecen servicios de coaching emocional o incluso asesoran sobre el estilismo o en cuestiones de protocolo. "Hacemos un completo estudio de cada persona y trabajamos con ella a nivel completo. Hay gente a la que rechazamos porque vemos que no están preparados para enamorarse ahora mismo porque igual acaban de salir de una relación complicada y trabajamos con cada cliente para que también sea realista, es decir, la clave del éxito está en conocerse uno mismo y transmitir alegría, vitalidad, no por apuntarse ya está todo hecho", explica López, quien reconoce que en su caso notan que muchos clientes llegan hasta la agencia porque tras varios fracasos en amores on-line no saben qué es lo que falla. "Aquí cada candidato tiene un asesor personal y si finalmente la cita no funciona le explica por qué, de modo que cada uno sabe qué no ha gustado al otro", sostiene.

La mayoría de agencias no tiene fecha límite para encontrar pareja, lo que hace que aumente las probabilidades de hallarla. "Entre un 70 y un 80% de clientes logra pareja entre seis meses y un año", indican desde Lazos, donde reconocen que el alta permanece todavía doce meses más por si finalmente la relación no avanza. Lo mismo ocurre en Amor&Co. "No tenemos un límite de presentaciones o citas y algunas cuotas son de tiempo indefinido así que todo el mundo la encuentra", indica Sánchez.

En plena era digital, ¿de qué público se nutren las agencias matrimoniales? Desde estas empresas aseguran que su clientela es muy variada y las edades oscilan entre los 20 y los 80 años, aunque reconocen que el grueso de usuarios llega al pasar la treintena. "Los clientes de 21 a 26 años son casi inexistentes. A partir de ahí tenemos hasta los 75 años, aunque cada franja quiere algo distinto: los treinteañeros formar una familia, a partir de 40 buscar el amor tras un divorcio y los más mayores, convivir con alguien", indica Sánchez. "La mayoría son mayores de 33 años, con cierta estabilidad económica, de nivel cultural medio-alto y que quieren formar una familia", añade López.

Unos y otros reconocen, eso sí, que encontrar el amor no es fácil, lleva su tiempo y depende de cada uno. Sea en la red o en las agencias de contactos tradicionales, lo ideal es no desanimarse y no desistir en la búsqueda de la media naranja.