-¿Es superticioso?

-Sí, con algunas cosas.

-¿Qué trajes prefiere?

-Me gustan mucho los colores azules y los granas.

-Deduzco que usted y su cuadrilla recorren miles de kilómetros cada temporada ¿es muy agotador ese modo de vida?

-Los meses de agosto y septiembre son especialmente intensos, viajamos por la noche y dormimos en el coche pero es parte de la vida que hemos elegido y creo que todos nosotros estamos felices de poder dedicarnos a lo que nos apasiona.

-¿Cómo se siente tras este esfuerzo de meses?

-Depende de cómo salgan las cosas en la plaza. Cuando todo rueda me siento bien aunque pocas veces satisfecho. Soy muy exigente conmigo mismo y siempre veo cosas que mejorar.

-¿A qué toreros admira?

-Todos los toreros merecen mi admiración y respeto. Me interesan especialmente los que conservan y potencian su personalidad en la plaza.

-¿Se atreve a diseñar un cartel ideal?

-Hay dos toreros a los que siempre tendré de referentes: mi padre José María Manzanares y Antonio Ordóñez.

-¿Qué valores le gustaría transmitir?

-En la plaza me gusta que el público se emocione, que disfrute. La tauromaquia es un arte que depende de tantos factores? Influye el comportamiento del toro, el estado de ánimo del público y cómo se encuentre uno mismo, todo debe unirse en armonía, pero cuando sucede es algo mágico.

-La de Las Ventas el pasado junio tras la corrida de la Beneficencia y hace solo unos días la del Puerto ¿qué se siente al atravesar la puerta grande?

-Al atravesarla siento felicidad por toda la gente que me quiere y que me sufre, aunque como te decía nunca salgo de una plaza totalmente satisfecho.

-¿Le gustan las redes sociales? ¿Las utiliza con frecuencia?

-Tengo Twitter, Facebook e Instagram desde hace años. Creo que es una forma actual de estar en contacto con la gente que me sigue y me muestra su cariño. Las utilizo cuando realmente lo siento, cuando me apetece contar algo.