La polémica sobre el nombre propio Lobo, con el que unos padres de Fuenlabrada querían inscribir a su hijo pese a la negativa del funcionario del Registro Civil finalizó ayer con las declaraciones del director general de los Registros y del Notariado, Javier Gómez Gálligo, quien adelantó que hoy accederán a registrar al bebé como Lobo, tal y como desean sus padres, que iniciaron una campaña de solidarización con su petición que logró más de 24.000 firmas en la plataforma online Change.org.

"Lobo no confunde la identidad del sexo, no atenta contra la dignidad de la persona en absoluto. Yo conozco personas que lo vienen utilizando y, a mi juicio, es bonito. Tenemos que acomodarnos a la realidad social", aseguró ayer Gálligo. La abogada Carmen Vicente señala que la norma aplicable en este caso es el Reglamento de la Ley del Registro Civil, que se refiere al decoro para limitar los nombre propios. "Se considera que perjudican objetivamente a la persona los nombres propios que, por sí o en combinación con los apellidos, resultan contrarios al decoro", reza el artículo 192 de este reglamento.

"En estos casos se tiene en cuenta que el nombre no genere ningún demérito o descrédito a la persona, que son derechos que recoge el Código Civil. No es un capricho depende de aquel que esté en el Registro en aquel momento. Por ejemplo, si quisieras llamar a tu hijo Caín, no podrías", explica Vicente. El director general de los Registros matizó que no es necesario cambiar la ley, sino aplicarla de acuerdo con la realidad social vigente respetando el Código Civil.

"Es mejor no pronunciarse de la casuística de los animales. Pero insisto, es la realidad social la que lo va cambiando porque a lo mejor dentro de unos años 'perro' no es despectivo; hoy día sí que posiblemente se pudiera considerar que el nombre de 'perro' puede afectar al interés del menor. Aquí lo que hay que juzgar siempre es el interés superior del menor", resaltó Gálligo.

Tras varias negativas y una amenaza: que un juez decidiese el nombre de su bebé. Ignacio Javierre y María Hernández todavía no han recibido la notificación oficial pero se sienten "satisfechos" aunque permanecen preocupados por la posibilidad de que un juez le imponga antes otro nombre para su hijo. "Me he echado a llorar. Hemos visto las declaraciones y no me lo podía creer. María volvía del pediatra con Lobo, nos hemos encontrado en el parque y ha sido maravilloso", contó Ignacio, que ya se había planteado junto a su pareja llamar al niño Luis Lobo, si no cabía otra opción.

La pareja planeaba presentar hoy un recurso ante la Dirección General de los Registros y del Notariado, cuyo director quiso adelantar ayer que su veredicto sería favorable. Según explicó el propio Gálligo, el Registro de Fuenlabrada actuó en base a una resolución del año 2005 según la cual Lobo no debe aceptarse como nombre de pila al tratarse de un apellido. "Ha hecho lo correcto", aclaró. En Galicia hay 115 personas que se apellidan Lobo según la Cartografía dos Apelidos de Galicia de la Universidade de Santiago de Compostela, 30 de ellas residen en Vigo. "Tenemos que cambiar el criterio de la resolución de 2005, pero lo lógico es que el juez del Registro Civil mantenga la denegación y en el recurso nosotros cambiemos el criterio, lo tendremos que hacer por escrito y con argumentos", aseveró Gálligo.

Carlos Acuña, presidente de la Asociación Heráldica de Galicia, apuntó que "Lobo debería permitirse como nombre propio sin mayor dificultad" ya que hoy en día se ven incluso "nombres extraños de personajes de telenovelas" y alega que "si los padres lo consideran correcto y no lo hacen con una intención peyorativa, no se les debería impedir".

Amil López, doctora en Farmacia y experta en nutrición, explicó que muchas veces parece que en el Registro aplican un criterio aleatorio. "Mientras no se un nombre grosero o que ofende a un colectivo, creo que la elección del nombre de tu hijo está dentro de la libertad personal", afirma mientras recuerda un caso: una niña a la que no dejaron inscribir en el Registro de Vigo como Meiga pero que sí pudo inscribirse con ese nombre propio en las oficinas de O Porriño. Por su parte la Real Academia Española no accedió a manifestar una opinión sobre el uso de Lobo como nombre puesto que "los nombres propios no aparecen en el diccionario".

El caso del pequeño Lobo no es el único. En Galicia hay más de 3.700 personas cuyos padres optaron por la onomástica de la fauna para bautizar a sus hijos, que figuran como León, Delfín, Castor, Paloma y Alondra, entre otros, en su DNI. Delfina es el nombre de animal con más adeptos en nuestra comunidad ya que 1.424 mujeres aparecen registradas de este modo, seguido de Paloma (971 gallegas se llaman así) y Delfín (538 casos). Además hay 405 Castor -frente a 329 Castora-, 37 gallegos que se llaman León y seis Alondra, según los datos del Instituto Galego de Estatística. La media de edad revela que bautizar con estos nombres era más frecuente hace unas décadas.