La compañía de teatro gallega Voadora participa de jueves a viernes en el Festival de Artes Escénicas de Madrid con la obra "Calypso", su primera pieza que no es un musical, aunque cuenta con música electrónica original de José Díaz y Hugo Torres, los dos fundadores del grupo junto a Marta Pazos, actriz y directora de escena, que se encuentra representando "Conto de inverno", de Shakespeare, en Guimarães dentro de una coproducción gallego portuguesa. La compañía apura este año cargado de trabajo y en octubre abrirá el festival MA Scène Nationale de Montbéliard (Francia) con su adaptación del "Don Juan" de Molière representada en francés por un elenco de veinte personas mayores de sesenta y cinco años con el que ensayarán las dos semanas previas a la cita.
-Tercera vez en el Festival de Artes Escénicas de Madrid.
-Es un festival muy querido para nosotros. Primero fuimos con una pequeña pieza, el "Happy End", después con "A Tempestade", y ahora con "Calypso" además vamos a la sala Fernando Arrabal, que es la más grande. En cuanto pusieron a la venta las entradas, la organización nos llamó para decirnos que éramos la compañía con más preventas. Todo esto nos da mucha energía y ganas de hacer el espectáculo allí.
--¿"A Tempestade" supuso un punto clave para conseguir llegar a más gente?
-Sí, realmente por ser un clásico, aunque bajo nuestro lenguaje, fue un punto de inflexión en la compañía. Nos acercó a gente que no se aproxima tanto a espectáculos de dramaturgia contemporánea, sin embargo, un clásico le parece más apetecible. Fue una apuesta importante, es el espectáculo más grande que hemos hecho a nivel de producción y elenco. Nos gustó tanto que el año que viene, que cumplimos diez años como compañía, vamos a repetir: Nos volveremos a meter en un barco grande para hacer otro Shakespeare, esta vez será "O soño dunha noite de verán".
-Le habéis cogido el gusto a los clásicos.
-La verdad es que sí. La haremos con nueve actores y estrenaremos en Galicia seguro. Se hará una extensa gira gallega para después recorrer algunos festivales a nivel nacional. Como fue muy bien con "A Tempestade" supongo que eso hace que la gente tenga ganas de ver lo próximo que hagamos, por eso ya tenemos una gira planeada antes de empezar.
-Todo un mérito para el momento cultural actual.
-Para el teatro contemporáneo, a priori, es más difícil acercarse al público en general pero creo que cada vez más la gente tiene interés en ver cómo se cuentan las mismas historias de otra forma.
-Vuestras obras siempre buscan ser accesibles y que sea fácil empatizar con los personajes.
-Hacemos el teatro que a nosotros nos gustaría ver como espectadores. Creo que es una buena base para trabajar, a los tres nos gustan muchos tipos de teatro, el cine, la fotografía, las artes plásticas? y en nuestro trabajo se ve reflejado todo esto.
-Háblanos de este "Calypso".
-Es una obra con un lenguaje muy cinematográfico. Utilizamos subtítulos y voces en off para entrar en esta atmósfera. Desde la dirección, utilizamos el escenario como si fuesen dieciséis novenos, como una pantalla de cine. Es un teatro muy de laboratorio, el espectáculo se hizo en la sala de ensayos y en un diálogo entre todos.
-Parece una radiografía irónica de nuestra sociedad. Como se plantea en la obra, ¿creéis que estamos despidiendo un sistema para dar la bienvenida a otro?
-Sí, de eso habla la obra. Era una idea que nos rondaba a nosotros y al dramaturgo de la pieza, Fernando Epelde. A los cuatro nos preocupaba la situación que está viviendo el individuo contemporáneo de tener la sensación de que se está cayendo todo Occidente como un castillo de naipes y a la vez una curiosidad y un saludo afectuoso a lo que está por venir. De todas formas, en la compañía no respondemos preguntas, nos gusta que nuestros espectáculos planteen preguntas y que sea el espectador el que las resuelva o no.
-¿Cómo compaginas la dirección y la interpretación en una misma obra de teatro?
-En el inicio hay un periodo de transición porque hasta que no lo tengo todo dirigido no me meto en el espectáculo a interpretar. Cuesta dejar de ver la obra con ojos de directora. Después, cuando lo tengo todo controlado y me relajo, ya consigo disfrutar del trabajo de actriz gracias al apoyo de mi equipo.
