Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pedro Ruy-Blas: "Me incliné por el jazz en los 70, entonces era tan idílico como descabellado"

"Con 'Dolores' dimos un mazazo a los jóvenes; era algo distinto que llamó la atención de Paco de Lucía"

Ruy-Blas.

Pedro Ruy-Blas es toda una institución musical en diversos géneros, modos y modales. Ha hecho musicales, canción y pop, pero su género, su pasión, estilo y vocación, es el jazz en todas las facetas.

Pedro Ruy-Blas es la voz del jazz patrio. Llega con "El americano", un disco que llevaba en "el corazón" desde hace años. Un disco que conmoverá a muchos con sus canciones en directo porque hay mucho reconocible, canciones de clase, metidas en diversos estilos que han enlazado a diversas generaciones. El músico revisa con FARO DE VIGO su extensa carrera, que va desde su éxito absoluto en el pop ("A los que hirió el amor") hasta todo un chorro de obras vinculadas al mundo jazz ("Dolores"), sus giras con el maestro de la guitarra Paco de Lucía y la producción y participación en musicales de postín.

-"El americano" tardó, lo tenía como guardado en barrica.

-Han sido cerca de 40 años dedicado al jazz con la excepción de los musicales. Al final terminé por lo que quería, el jazz. Lo decidí en 1975, que en ese tiempo era algo idílico y descabellado. Pero el jazz también da satisfacciones. Una de las razones de hacer "El americano" es que me debía a mí mismo hacer este disco.

-¿Qué es "El americano"?

-"El americano" es jazz local. No tiene otra definición. Fundamentalmente es el disco de un cantante de jazz. Hay gente que habla de los crooners. A mí no me gusta mucho el término. Yo creo que el jazz tiene que tener un ingrediente básico, que es el blues, el tuétano de esa música. Para mí es un poco lo que el Burger King a la gastronomía americana. Yo me veo un poco más negro (bromea).

-¿"Dolores" fue el origen de su pasión jazzística?

-Eso fue un comienzo. Yo venía de un éxito e iba por los clubes de jazz de Madrid porque quería cantar jazz. Venía de salir en la tele y con un éxito?

-"A los que hirió el amor".

-Sí, y, claro, los músicos de jazz eran los últimos mohicanos. Mantenían una tradición que ya se había perdido. Yo venía de cantar r&b y soul. El jazz es un poco el siguiente paso. Pero entonces era difícil hacerlo como cantante. En aquellos tiempos no había partituras, ni discos, ni libros, era complicado.

-Lo de "Dolores" fue toda una innovación de fusiones.

-Era una fusión de la música española: Albéniz, Falla, Turina... con el jazz. Porque el flamenco para mí, que era el único del grupo con cierta afición, siempre fue terreno al que había que tratar con mucho respeto.

-Y se topó en el camino con Paco de Lucía.

-Inesperadamente. El flamenco era intocable. La fusión jazz/ flamenco es un terreno muy difícil al que hay que tener mucho respeto. La fusión que creé en aquel disco de "Dolores", donde yo tocaba la percusión y la batería, fue un concepto rítmico, de sonido, de armonía, que le interesó mucho a Paco de Lucía. Y me llamó para hacer su primera gira por Europa. Confió en mí para que le abriera los oídos al mundo jazz. Allí surge un momento histórico del que fui testigo de primera fila, que supone un hito.

-¿Pensó usted en volver con "Dolores"?

-No, no. Eso fue un momento de la historia muy bonito. No era nada fácil porque había incomprensión. Parecía que estuviéramos locos; luego el tiempo nos puso en su sitio y demostró que no estábamos tan locos. Pero para realizarlo sí había que estar un poco loco, como que yo puse mi contrato de grabación a disposición.

-O sea, cambio total.

-Pasé a hacer una cosa a lo "Weather Report", lo más complejo. Fue como un mazazo en la cabeza a todos los jóvenes, un pistoletazo de salida. Nosotros nos vimos en el derecho de trabajar en esas coordenadas. Nos sentíamos libres, ni siquiera había muerto Franco, pero teníamos un deseo de libertad de ser nosotros, de hacer cosas como "La Mahavishnu Orchestra".

-Mucho valor para meterse en esas músicas en aquel tiempo...

-Pues claro, nos queríamos subir en esa moto. Era difícil, pero así lo hicimos. Nos llevaban a festivales de rock y nos ponían los últimos, cuando todo el mundo ya estaba hecho polvo y se marchaban entonces salía "Dolores". Pero ese trocito de nuestra historia caló entre los pocos que se quedaban.

-¿Se siente bien valorado?

-Hay dos extremos. Hay gente que me dice que no sabía nada de mí desde "A los que hirió el amor", a los que yo les preguntó "¿y de usted qué fue?". Pero para un público que rebusca tengo la satisfacción de que me adora.

Compartir el artículo

stats