Bieto Ledo, amigo personal de Quesada y editor de dos de sus libros de humor, le recuerda con una palabra: entrañable. "Representaba con su humor nuestra forma de ser, que para muchos es algo negativo, esa forma de estar en una escalera y que no se sabe si subimos o bajamos, que creo que es una virtud", apunta. "Quesada, como los gallegos, primero pensaba y después dudaba. Estaba situado en el dubito ergo sum latino. Ahora mismo, no hay otro dibujante que lo iguale o lo supere", asevera.