Doctor en Arquitectura y licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración, Jordi Bosch Meda compatibiliza en la actualidad su cargo de arquitecto del Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat con la docencia. Bosch Meda trabaja también en el análisis de la exclusión o inclusión social en relación con el hecho de disponer o no de una vivienda. Cataluña es la comunidad que más ha estudiado esta cuestión.

-La crisis ha despertado el interés por la vivienda social.

-La sociedad tiene ahora más sentido, más conocimiento del problema de la vivienda y hay mucho debate psicosocial.

-Uno de los argumentos de los que defienden la ocupación de las viviendas vacías es que la Constitución reconoce el derecho de todos a tener una vivienda digna.

-Sí, pero hay derecho a la vivienda y hay derecho a la propiedad, que son cosas distintas. La okupación, con 'k', es ideológica y no ha surgido con la crisis, ya existía. Va en contra de la propiedad privada y defiende que las viviendas vacías puedan ser ocupadas. Y luego está la ocupación con 'c', que es la que provoca la necesidad, la que practican familias que se han quedado en la calle y ven en esa fórmula una manera de sobrevivir mientras pueden acceder a una vivienda social. España y todos los países europeos reconocen en su legislación el derecho a la propiedad privada, el de la vivienda y el de la función social de la propiedad. El problema es entender los límites de la propiedad privada en función de la necesidad social.

-¿Será que hay poca vivienda social?

-En España sí, no llega al 2% del total, mientras que en Francia se sitúa en el 17%, como en el Reino Unido, en Holanda supera el 30% y en Austria es el 23%.

-¿Por qué esa diferencia?

-La política de vivienda es a largo plazo. En España se fomentó la propiedad en la época franquista, y en democracia se fue continuista, con medidas como la desgravación al hacer la declaración de la renta. Aquí, además, la vivienda social es en alquiler, asequible y protegida, no de venta. Ahora, aunque un gobierno la quiera impulsar, se necesitan largos periodos de tiempo. Sin embargo, en el resto de Europa, tras la II Guerra Mundial la reconstrucción de las ciudades se realizó con gran cantidad de vivienda social porque era prioritario para lograr un estado de bienestar que los ciudadanos tuvieran una vivienda digna y asequible.

-Oiga, ¿y lo que ha ocurrido en Barcelona con los okupas en el bajo de un banco que cerró?

-Los okupas ideológicos a veces no distinguen, pero otras veces okupan locales grandes donde puedan ofrecer espacios de colaboración ciudadana, como talleres. No comparto la ocupación ideológica pura y dura, porque es la lucha contra la propiedad privada. Pero en otros países la Administración interviene y se buscan soluciones, como que ofrezcan servicios al entorno. Eso aquí no ocurre.

-Pero que el Ayuntamiento pague el alquiler...

-Supongo que fue una estrategia electoral.

-¿Habría que cambiar la legislación?

-Toda normativa se puede modernizar, pero las soluciones nunca llegaron por la vía legislativa. Me explico: el sistema sanitario necesita recursos y financiación, no se resuelve con leyes. Pues con la vivienda ocurre lo mismo: necesita intervención, gasto público y además regulación.

-La banca desahució y ahora tiene más pisos de los que puede gestionar.

-El sector bancario es un sector empresarial como cualquier otro y va a intentar sacar el máximo beneficio, como es normal y lícito. La regulación del sector bancario financiero es de la Administración, y establecer la función social para actuar en las inmobiliarias que tienen, también.

-¿Cómo puede ser posible que no se viese la crisis que se venía encima?

-En el ámbito académico, los profesores economistas alertaron en 2004 y 2005 de la burbuja inmobiliaria, de que los precios no se correspondían con la economía real, que había signos que estaban advirtiendo de lo que podía ocurrir. Pero todo el mundo hizo caso omiso y pasaron a ser el hazmerreír. Todos, cada uno en su ámbito, colaboró, pero dicho esto, el menos responsable es el más vulnerable. No todos los actores tienen el mismo grado de responsabilidad.

-¿Y cómo se va a comportar el mercado? ¿Se pasará de la propiedad al alquiler?

-El alquiler está recuperando el precio y a corto plazo se tendrá un comportamiento más o menos plano, incluso con tensiones alcistas en las grandes ciudades porque puede haber más demanda que oferta. Y creo que sí, que se apostará más por el alquiler y por casas de menor tamaño. La sociedad cambia y aún con la misma población habrá una demanda diferente, de viviendas más pequeñas y de alquiler para estudiantes, para jóvenes profesionales que se emancipan y tardan en formar una familia, y para los mayores, que cada vez son más autónomos.