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Comercio justo

Consumidores para un mundo mejor

La parte peatonal de la calle Urzáiz se llena hoy de de comercio justo con productos de alimentación, ropa, banca ética y un llamamiento al consumo responsable

Asociaciones, ONGs y varias entidades de Vigo se reúnen en la parte peatonal de Urzáiz, en el barrio del Calvario, durante todo el día de hoy, desde las 11.00 hasta las 20.00 horas. El Día Mundial do Comercio Xusto se conmemora el 14 de mayo, pero la celebración se ha retrasado por el mal tiempo.

"Nuestro objetivo no es la venta, se trata de concienciar a la gente de que haga un consumo responsable, recicle, no malgaste la comida... Estamos para pasar un buen día y dar a conocer las alternativas que existen", explica Alberto Gómez, coordinador de Intermón Oxfam en Vigo.

"Es necesario que pongamos un poco de comercio justo en nuestra vida", sostiene. Los productos de comercio justo se están acercando tímidamente a los supermercados pero, paralelamente, proliferan las tiendas de productos "de la tierra" y las cooperativas de consumidores que quieren acceder a productos ecológicos y apoyar a los agricultores locales.

Voluntarias de Intermón Oxfam en la pasada edición del Día Mundial do Comercio Xusto. // Oxfam

La cooperativa Árbore, la fundación Proclade, la ONG Solidariedade Internacional de Galicia, la firma La Canalla, el colectivo Taller de Solidariedade, Cáritas, Fiare banca ética -que explicará por qué apostar por una banca alternativa-, la organización Semilla para el cambio, Intermón Oxfam y la Rede Social Galicia Sur pasarán el día en el Calvario para tratar de que "la gente se dé cuenta de que puede cambiar sus hábitos de consumo". Obradoiros de maquillaje y papiroflexia para niños, una clase urbana de zumba, exposiciones, actuaciones musicales y degustaciones completan la oferta de hoy.

El coordinador de Intermón en Vigo asegura que el problema es el desconocimiento, no tanto el precio, y aclara que la diferencia de un producto de comercio justo es que al adquirirlo tienes la seguridad de que no participan niños ni niñas en su elaboración, que se respeta el medioambiente en todo el proceso, que no hay una distinción salarial por sexos y que ambos tienen un salario justo. "Además son productos de calidad. Cuando ves un producto de comercio justo, de alguna forma, lo admiras", añade.

Patricia y Francisco Soto, artífices de La Canalla, en su taller en el centro de Vigo. // Adrián Irago

"Hoy en día te venden como libertad algo que no lo es, si tienes un salario que no te permite sobrevivir no puedes elegir. Solo el que tiene mucho puede hacerlo. No hace falta irse a Bangladesh para encontrar esclavitud, aunque no podemos olvidar la situación de toda esa gente explotada por las grandes cadenas", asegura Francisco Soto, diseñador de La Canalla junto a su hermana Patricia. Ambos cosen por su cuenta desde hace más de dieciocho años gracias a la gente que confía en ellos. "Seguimos aquí porque somos tozudos y nos apasiona esto", resume Patricia. La Canalla -a la venta en la plataforma online FairChanges- llevará al Calvario su proyecto "Soños", una edición limitada de ropa de cama de algodón orgánico con serigrafías originales que se produce de forma sostenible y con trabajadores que cobran salarios justos, tanto en India, donde se teje el algodón, como en Galicia, donde se corta, cose, serigrafía y empaqueta en unos sacos únicos.

¿Tres camisetas de 10 euros o una por 30 euros?

  • Los hermanos Patricia y Francisco Soto, de La Canalla, son conscientes de que el precio es una barrera para mucha gente, pero le dan la vuelta al razonamiento y proponen una reflexión sobre cuánta ropa necesitamos en realidad, si acaso no es mejor tener una pieza original que tenga una mayor durabilidad. "En nuestro caso, tendrías una prenda única porque nuestra producción es pequeña, y además te durará mucho más tiempo. Todos sabemos que una camiseta de tres, cinco o diez euros se estropea en pocos lavados, por no hablar de la esclavitud que ese precio trae consigo. Una de las cosas que más nos emociona es que gente que tiene ropa nuestra del principio, de hace como dieciocho años, todavía se la pone", cuentan. Estos creadores no se dejan guiar por las llamadas "tendencias" de la moda, las ven más como una imposición del sistema que "ha logrado hacernos creer que necesitamos ropa nueva cada quince días". Patricia explica que para ellos la estética es cultura y que la ropa es una vía más de comunicación de la persona, pero no vincula estos aspectos a la cantidad sino a la calidad y la originalidad. La Canalla presume de ser una firma intemporal, que reutiliza tejidos y cose a mano, con diseños totalmente artesanales.

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