Un proceso aparentemente tan automatizado como la digestión puede influir en nuestras emociones y estados anímicos. La conexión entre cerebro y sistema digestivo es más estrecha de lo que parece y actúa en ambas direcciones. Cómo funciona y qué elementos intervienen en esta relación es el tema de la conferencia magistral que, con el título La mente y el sistema digestivo, impartirá el doctor Juan Ramón Malagelada en el seno de la Semana de las Enfermedades Digestivas (SED 2016) que organiza la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) en Santiago de Compostela del 17 al 19 de junio y que reunirá a más de mil especialistas. "La interacción entre cerebro e intestino está comprobada y esta relación abre la puerta a futuros campos de investigación y nuevas terapias para mejorar la salud digestiva y también mental", sostiene este especialista.

La presentación de esta conferencia corre a cargo de Fernando Azpiroz, especialista en Aparato Digestivo y miembro de la SEPD, igual que el doctor Malagelada. "El cerebro registra señales de mal funcionamiento del sistema digestivo y las modifica bajo el influjo de algunas emociones como la ansiedad, la angustia o la depresión. La normalidad digestiva favorece el equilibrio emocional", explica este experto.

Así pues, los especialistas recomiendan cuidar qué comemos y cómo lo comemos, entender lo que nos sienta bien y mal para adaptar la dieta al bienestar de cada persona. Lo mismo para nuestro intestino: hay que cuidarlo, favoreciendo el tránsito intestinal, saber relajar el abdomen, cuidar la microbiota y dedicar el tiempo que cada uno necesite para ir al baño. Cambiar la flora bacteriana intestinal predeterminada puede variar no solo la calidad de la digestión sino también el estado de ánimo. El doctor Malagelada insiste: "un correcto funcionamiento del aparato digestivo y un cuidado adecuado del mismo a base de una dieta equilibrada y que nos siente bien, son básicos para el bienestar emocional".

La digestión lenta y la sensación de plenitud después de las comidas, la hinchazón y el dolor abdominal, el estreñimiento alternando con diarrea y otras afecciones sin lesión ni causa aparente en las pruebas diagnósticas convencionales, son molestias muy frecuentes y que la mayoría de las personas experimentan. También son motivo habitual de consulta tanto en Atención Primaria como en las consultas especializadas en Aparato Digestivo, aunque en las pruebas diagnósticas convencionales no se detecte ni su origen ni su causa.

Todos estos trastornos comparten unos mecanismos patológicos que la investigación y el progreso científico están ayudando a esclarecer. Estos mecanismos incluyen la inflamación crónica y sutil de las paredes del estómago y del intestino en conjunción con alteraciones de los movimientos de estos órganos, pero sobre estos mismos mecanismos también ejercen una gran influencia los alimentos, además de la composición de la flora intestinal o microbiótica que es específica en cada persona.

"El aparato digestivo funciona de un modo independiente y autónomo cuando todo va bien, pero ¿qué ocurre cuando algo va mal? entonces saltan las alarmas y la conexión entre cerebro y aparato digestivo se hace más evidente", explica el doctor Fernando Azpiroz. Naúseas, diarreas y dolor de estómago son síntomas de alarma de que algo no funciona bien durante la digestión.

Diversas enfermedades del sistema digestivo que cursan con inflamación o irritación como la colitis o la gastritis se agravan cuando por causas emocionales aumenta el estrés o la ansiedadestrésansiedad. "La salud digestiva depende, pues, del equilibrio homeostático entre la función cerebral y la función digestiva -sensibilidad, motilidad, inflamación y microflora- y, a su vez, está influida por la dieta", explica el doctor Malagelada.