Quizás uno de los ejemplos más claros, el más recurrente a la hora de ejemplificar a qué viene lo de la "tasa rosa", son las cuchillas de afeitar. Más baratas en los hombres que las destinadas a la depilación de las mujeres, sin que existan causas objetivas que lo justifiquen. Como las cuchillas, hay otros muchísimos productos que inciden en la extraña diferenciación. Artículos y productos con mayor coste cuando van dirigidos para mujeres.

El Parlamento gallego acaba de dar un paso fundamental para saber cómo está la situación en Galicia. Con el voto favorable de todos los partidos, desde San Caetano instan a la Xunta a que realice un estudio sobre la prevalencia de la "tasa rosa" en los comercios de la región.

¿Qué deberá hacer la el Gobierno gallego ahora? Pues, según recoge el texto de la iniciativa, identicar las marcas que cobran más a las mujeres por productos prácticamente idénticos, qué repercusiones tiene la "tasa rosa" en los derechos de las consumidoras -el Gobierno gallego tiene competencias en Consumo y Comercio- y llevar adelante "los trámites oportunos" para acabar con este problema.

"Es un sobreprecio dirigido a las consumidoras femeninas solo por una diferencia fundalmentalmente estética", como remarcó Carmen Iglesias, diputada del Grupo Mixto, que fue la que presentó la iniciativa. "Una forma de violencia muy sutil" cuyo objetivo es "menoscabar los derechos de las mujeres", insistió Iglesias, muy crítica contra la "falsa necesidad de compra" y de "renovación de productos de cuidado personal" que se vende a las mujeres para "encajar" en el actual canon de belleza.

El PP calificó de "injusto" que las mujeres tengan que "pagar más" por los mismos productos cuando "cobran menos" que los hombres y dio su respaldo a la iniciativa a cambio de cambiar la equiparación de la tasa como "un tributo o un impuesto" por la calificación de "sobreprecio".