Pesa doce kilos y está compuesto por largos soportes que se ajustan y adaptan a las piernas y tronco de los niños. Es el primer exoesqueleto infantil del mundo, en fase preclínica, que fue presentado ayer por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Se utilizará en hospitales como terapia de entrenamiento muscular para que los niños con atrofia muscular espinal aprendan a caminar y a mantener la movilidad.