"Me consta que es un manipulador. Vi insultos y vejaciones pero no abusos sexuales, aunque uno de mis hijos que se escapó de allí tras ocho años me contó que vio a Rosendo besarse en la boca con algunas monjas". Estas palabras resumen la declaración de la madre de tres exadeptos de la Orden de San Miguel Arcángel que ayer compareció como testigo y perjudicada por sus aportaciones económicas en la causa que se sigue contra la denominada secta de Oia en el Juzgado de Instrucción 1 de Tui, según manifestó a las puertas del juzgado la letrada de la acusación particular que representa a las familias de las víctimas Ana Reguera. El joven declarará también en los próximos días.

Esta mujer conoció a Rosendo cuando acudía a la "consulta" que el brujo tenía en un bajo de su vivienda antes de poner en marcha la asociación de fieles Orden y Mandato. Tres de sus hijos, dos varones y una mujer, fueron adeptos de la asociación. Uno de ellos que estuvo en Vilariño, Ávila y Mougás se escapó porque, según su madre, "la situación era tremenda, sin calefacción y sin apenas alimentos". Los otros dos hijos abandonaron el grupo poco después.

La comparecencia de la madre de estos jóvenes se enmarca en la veintena de declaraciones de testigos y perjudicado citados por la juez en la causa abierta contra Miguel Rosendo y una decena de adeptos investigados por supuesta asociación ilícita, delitos de fraude fiscal y blanqueo. En el caso del fundador se le investiga también por presuntos abusos sexuales a algunas de las jóvenes que pertenecían a la organización.

Las declaraciones de nuevos testigos continuarán hoy y la próxima semana. A primeras horas de la mañana está citado Javier Oriol, hermano del sacerdote que ha financiado a Orden y Mandato con más de 1,3 millones de euros y que será interrogado sobre cuestiones financieras y las donaciones.

La juez pospone la declaración del obispo

También ayer estaba prevista la declaración como testigo del obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza, que destituyó a Rosendo al frente de Orden y Mandato, ordenó una investigación canónica y finalmente suprimió la asociación. La juez la pospuso porque quiere oír antes a otros testigos. Quinteiro Fiuza abandonó los juzgados sin hacer declaraciones. Sí las hizo Emilio Cortés, defensor de Rosendo que quiere preguntar al obispo "porqué si tuvo conocimiento de los hechos no denunció en el juzgado o en la Guardia Civil". La abogada de la acusación apunta que la Iglesia actuó y Quinteiro abrió una investigación eclesial: "alguna culpa debió ver si apartó a Rosendo".