Fofito y su hija, Mónica Aragón, actúan este sábado en el Auditorio Mar de Vigo a las 18.00 horas con un espectáculo que homenajea a la mítica serie "Los payasos de la tele" y actualiza el espectáculo para llegar a los niños que ya no saben lo que es merendar frente a un televisor en blanco y negro. "Aquellas meriendas..." pretende que padres, abuelos y niños disfruten de un buen rato en el que no faltarán los clásicos como "La gallina Turuleca" y "Don Pepito". Fofito es ahora el último de la saga Aragón de payasos que sigue con los "zapatones" y la camiseta larga puestos.

-¿Cómo se les ocurrió montar este espectáculo?

-Porque cada vez que terminamos una actuación ponemos un punto de venta, para recoger fondos para los niños con cáncer, y nos hacemos fotos con la gente, y todos los padres que se nos acercaban nos comentaban los buenos recuerdos de "Los payasos de la tele" y aquellas meriendas ante el televisor, por eso decidimos recuperarlo. Fue Mónica [Aragón] la que me propuso actualizar el espectáculo manteniendo lo que a todo el mundo le gustó del programa de televisión. El "Don Pepito" y la "Susanita" siempre nos los piden.

-¿Ahora participa más el público?

-Sí, no es llegar, sentarse y ver. En los concursos participan todos. El niño se ríe de su padre haciendo el ridículo conmigo en el escenario y después el niño sube y al padre es al que se le cae la baba porque su hijo está con el payaso que él veía cuando era pequeño.

-¿Qué hacen cuando suben al escenario?

-Sin desvelar mucho. Los padres suben al escenario pensando que van a ser magos pero al final la magia la hago yo, entonces el público se ríe porque el pudor de los adultos en el escenario y los comentarios que les hago resulta muy gracioso. Además, hacemos música con utensilios que no imaginas que pueden ser instrumentos. Lo bonito que tiene el espectáculo es que todo el mundo participa.

-¿No se ha cansado tras cincuenta años de payaso?

-Pensé en retirarme y la mayoría de mis compañeros, gente como Santiago Segura, Álex de la Iglesia y mi primo Emilio Aragón me dicen que todavía no, que baje un poco el ritmo de trabajo y me coja unas vacaciones para disfrutar de mis nietos pero que no abandone porque la última camiseta larga y los zapatones los llevo yo. Pero creo que va a continuar porque mi nieto de cinco años dice que quiere ser mini Fofito y le tengo que enseñar todos los trucos de lo que me ve hacer en los espectáculos. Tiene su trajecito igual que Fofito.

-Entonces, su nieto se parece a usted que quiso empezar de niño.

-Le pasa lo mismo que a mí. Cuando yo comencé, viajando con mi padre y con mis tíos, mis juguetes eran las pelucas y los zapatones grandes, y cuando me quise dar cuenta y vi que con eso hacía felices a los demás y que, encima, podía mantener a mi familia, decidí que no sería concertista de saxofón y me iba a dedicar a lo mismo que ellos. Mi padre y mis tíos me dejaron entrar de cuarto en el grupo al terminar los estudios y... hasta hoy.

-¿Es más difícil hacer reír al público infantil hoy en día?

-Los niños antes jugaban con una muñeca de trapo y un balón. Hoy en día juegan con ordenadores y se comunican de otra forma. Manejan la tecnología incluso mejor que los adultos, los niños están ahora mucho más informados. Fofito y Mónica tienen que esconderle un poco el final de la parodia sino el niño se levanta y pregunta las dudas que le van surgiendo. Antes estaban todos calladitos, sin embargo, ahora quieren participar mucho más, no les vale estar sentados.