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FARO entrevista a la historiadora, premio "Princesa de Asturias" de Ciencias Sociales

Mary Beard: "La actitud ante el amor y el sexo es muy diferente entre nosotros y los romanos"

"No espero que todo el mundo sepa latín y griego, pero me gustaría que la gente sí tuviese a su alcance la posibilidad de aprender esas lenguas"

La historiadora Mary Beard.

La historiadora Mary Beard, acaso la experta británica más destacada en el mundo clásico de Grecia y Roma, recibió esta semana el premio "Princesa de Asturias" de Ciencias Sociales. Esta mujer nacida el 1 de enero de 1955, catedrática en la Universidad de Cambridge, posee una personalidad arrolladora que no rehúsa ninguna polémica pese a que, en ocasiones, le cueste una campaña de ataques y descalificaciones en las redes sociales, donde se la cuestionaba por su aspecto físico. Ella misma, en su blog ("A don's life"), se tomó con humor estos ataques riéndose de los problemas que conlleva apellidarse "beard" (barba).

-¿Cómo valora este premio?

-Estoy absolutamente encantada por haber recibido este premio. Me siento abrumada, sobre todo, cuando miro la lista de los que lo han ganado antes que yo.

-Lejos de encerrarse en un despacho universitario, usted practica la columna en prensa y tiene un blog. ¿Qué le aporta ese contacto cotidiano con la realidad de su tiempo?

-Pienso que quienes nos dedicamos al mundo académico tenemos el deber de contribuir a la mejora de nuestra sociedad en la mayor medida en la que podamos. Yo trato de hacerlo.

-Tiene fama de ser implacable con malas traducciones o libros inexactos.

-¡Oh, ya lo creo que sí! No espero que todo el mundo sepa latín y griego, pero sí me gustaría que la gente sí tuviese a su alcance la posibilidad de aprender esas lenguas. Si vamos dejando pasar los errores de traducción, llegará un momento en el que la enseñanza perderá rigor.

-Le molesta que los clásicos sean tratados a la ligera por autores poco rigurosos...

-Sí. Pero siempre me agrada que la gente se interese por los clásicos.

-Usted ha destacado siempre el sentido del humor de personajes que la Historia nos presenta muy solemnes. Pensamos en Augusto, por ejemplo.

-Sí, y Cicerón también. Nos lo imaginamos como muy pomposo y serio, pero entre los romanos tenía fama de ser el hombre más divertido del mundo.

-¿Saber latín y griego sigue siendo un sello de buena educación, una forma de entrar en una élite sociocultural británica, o eso se está perdiendo?

-Pienso que un buen sistema educativo debería dar la oportunidad de aprender latín y griego. Tampoco considero necesario que todo el mundo deba hacerlo. Y no creo que una mera asignatura propicie la entrada en la élite.

-¿Sabe más la gente común de los clásicos de lo que piensa?

-Sí, a menudo dicen que no saben nada, pero conocen muchas más cosas de las que creen. Han visto "Gladiator" y "Espartaco".

-"Juego de tronos", tan de moda, ¿tiene más de intrigas romanas que de Shakespeare, como se suele decir?

-Tengo que confesar que no he visto "Juego de tronos".

-¿De dónde viene la fascinación de los romanos por el sexo extremo, como usted lo llamó en cierta ocasión, de Leda y Zeus camuflado de ave?

-Es difícil de decir y, de hecho, es algo que comparten con los griegos. Pienso que de alguna manera exploraban al máximo la naturaleza humana de las relaciones entre hombres y mujeres, entre hombres y dioses, a través de esas historias transgresoras.

-¿Nuestros dilemas son iguales que los que afrontaron los romanos?

-Algunos sí lo son. Especialmente en lo que atañe a las libertades civiles, el papel de la ley y los derechos de los ciudadanos.

-¿Existía un equivalente a Twitter o Facebook en la Antigüedad?

-¡Los grafitis en los muros!

-En el 63 antes de Cristo, Cicerón salvó la República conculcando el Estado de derecho, o sea, la ley. ¿Hoy Guantánamo es lo que fue Cicerón?

-Existen similitudes. Definir las situaciones y el modo en el que debe suspenderse la ley para salvar al Estado es algo a lo que se enfrentaron los romanos, y nosotros, también.

-¿Irían mejor las cosas si nuestros políticos leyeran más a Horacio?

-Irían mejor si los políticos leyesen más sobre cualquier cosa.

-Recordemos a Tácito: "Atque ubi solitudinem faciunt, pacem appellant". Qué actual, ¿verdad?

-Pienso que es la mejor condena de una agresión militar jamás realizada. Funciona para nosotros igual que lo hizo con ellos.

-Volviendo al humor..., ¿nos cuenta un chiste romano?

-Un hombre se encuentra con otros en la calle y le dice: "¡Oh! Me sorprende verte, pensé que habías muerto". "No", responde el otro, "ya ves que estoy vivo". "Pero el hombre que me dijo que estabas muerto es mucho más fiable que tú".

-¿El cine ha hecho mucho daño a la hora de crear estereotipos? Por ejemplo, Nerón o Claudio.

-Sí, pero también hace a las personas interesarse por el mundo antiguo. Creo que necesitamos esos estereotipos para mostrar a la gente que los hechos son aún más interesantes.

-Nunca ha silenciado un episodio de violencia extrema que sufrió siendo adolescente en un viaje a Italia. Visto con perspectiva, ¿aquel suceso influyó en su vida posterior?

-Tengo que decir que no creo que aquello haya influido tanto en mi vida. Sé que tal vez debería haberlo hecho. Quizá no soy la persona más adecuada para saberlo.

-¿Es verdad que la calvicie obsesionaba a los romanos?

-Ciertamente hacían un montón de bromas sobre esa cuestión. Julio César trató de disimular la calvicie con la corona de laurel.

-No existiendo el concepto del amor y el pecado como lo entendemos ahora, ¿se enamoraban y tenían remordimientos?

-Pienso que las actitudes ante el amor y el sexo eran significativamente diferentes entre nosotros y los romanos, simplemente. En parte por la presencia del cristianismo en nuestra sociedad.

-¿Hay indicios de que nuestro mundo actual empieza a parecerse a la decadencia del Imperio romano?

-A la gente le gusta decir eso, pero yo no considero que sea así.

-¿Cuál es su postura respecto al "Brexit"?

-Me entristecería mucho que el Reino Unido abandonase la Unión Europea. Pienso que la UE tiene bastantes errores con nuestro país, pero Gran Bretaña debe permanecer en ella y ayudar a enderezar las cosas. La solución no es simplemente marcharse.

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