Los aceiteros más selectos de España están decididos a conquistar sin complejos los mercados internacionales más exclusivos para ofrecer un producto que se ha elaborado tradicionalmente a granel sin lograr la excelencia que ahora buscan con ahínco en olivares centenarios y vinculados casi siempre a la aristocracia patria. Somos el primer productor de aceite del mundo, pero no tenemos todavía el mejor zumo de aceituna, lamentan mientras se entregan decididamente por una versión renovada que ya se vende como artículo de lujo en las tiendas más acreditadas del planeta y se ponen también como meta entrar en todas las cocinas españolas a un precio mínimo de 16 euros el medio litro para las variedades más finas y aromáticas.

"Estamos ofreciendo el petróleo del Mediterráneo", celebra Carlos Falcó, marqués de Griñón y agricultor titular de la almazara del antiguo Señorío de Valdepusa, en Malpica de Tajo (Toledo), propiedad de la familia desde 1292 y donde produce además de excelentes vinos un aceite de oliva virgen extra cuyas aceitunas deleitaban a Isabel la Católica en el siglo XV. Otras relevantes almazaras como la orgánica de LA Organic y Castillo de Canena están en la misma onda de devolver al aceite español a una etapa de esplendor después de haber permanecido mucho tiempo dependiendo de cooperativas que se volcaban en la producción a granel de un líquido prodigioso que durante siglos sirvió tanto para iluminar los pueblos como cosmético para mujeres o incluso para proteger del frío a guerreros como Aníbal que untó totalmente su cuerpo y el de sus soldados para vencer a los romanos en la Batalla de Trebia en el 219 A.C.

A cucharadas, en ensaladas o con pan, el aceite de oliva es el mejor aliado para la salud y la belleza, un producto natural típicamente español, prometen los productores de elite. "La revolución de la cocina de estos primeros años del siglo XXI será la revolución del aceite de oliva", asegura Rosa Vañó, quien junto a su hermano Francisco exporta desde el mar de olivos de Jaén a más de 40 países su Castillo de Canena, un virgen extra de alta gama que ha contado hasta con una edición especial en Londres, denominada Familia Vañó para Harrods.

Este tipo de aceite extra virgen contiene antioxidantes y nutrientes antiinflamatorios que fortalecen el sistema inmunológico, reducen el colesterol malo, combaten los radicales libres, evitan el envejecimiento prematuro y retrasan o frenan el deterioro mental vinculado a enfermedades como el Alzhéimer. Sus grasas moninsaturadas y el ácido oleico son un bálsamo contra las dolencias coronarias. "Con el aceite de oliva todo son ventajas", insiste Xandra Falcó, entregada junto a su padre a conseguir la máxima calidad de los zumos de la aceituna sin dejar de reconocer que aunque España es el mayor productor de aceite del mundo no ha logrado aún producir el mejor.

"Numerosos aceites que se comercializan como virgen extra no lo son", denuncia Xandra Falcó, a la vez que resalta el valor de los polifenoles para prevenir el cáncer y aconseja consumir tres cucharadas de aceite de oliva al día para disminuir los niveles de presión arterial. El aceite de oliva facilita también la transformación de los alimentos e impide la absorción de grasas y azúcares nocivos.

"No solo somos el mayor olivar del mundo sino que además tenemos que demostrar que somos capaces de hacer el mejor zumo de aceituna", reitera Falcó, convencida de la dificultad que supone aunar calidad y cantidad, pues la "cantidad va casi siempre en contra de la calidad" del producto. Pero Xandra Falcó es consciente de que la excelencia tiene un precio que no todo el mundo puede pagar.

Precisa que la denominación "virgen extra" es sinónimo de "sin defectos" y que a partir de ahí, se pueden elegir aceites de más calidad a partir de 16 euros o "correctos" que cuestan entre cinco y siete euros. "Una botella de vino puede valer hasta 100 euros y te la bebes en un almuerzo", argumenta el Marqués de Griñón, muy preocupado por los olivos que se empiezan a plantar en California, Chile y Argentina para competir con las variedades que salen de los 300 tipos de aceitunas que se dan en España. Falcó, en fin, está convencido de que los aceites más exquisitos del mundo alcanzarán precios desorbitantes, tanto como los grandes vinos.