Profesora de inglés en un colegio de Vigo, Patricia vivió los peores años de su vida cuando comenzaron los problemas con su pareja. "Sufrí una gran depresión", recuerda. Tras la separación, un amigo le animó a practicar el surf. "Yo nací en Bolivia y viví con mis padres en Argentina, Inglaterra y Río de Janeiro, donde había mucho surfista; me atraía este deporte pero nunca me había atrevido", cuenta.

Con su amigo viajó un verano a Indonesia, uno de los paraísos del surf, "y me enganché". "Es un deporte tan complicado que te obliga a estar completamente pendiente de tu cuerpo y del mar; es un chute de adrenalina que no te aporta ninguna otra cosa; para mí fue y sigue siendo la mejor forma de estar animada y feliz porque entrenas tanto el cuerpo como la mente", asegura.

Su constancia y trabajo llevaron incluso a Patricia a ser ganadora de un campeonato gallego, "lo que te sube mucho la autoestima, que yo lo necesitaba", destaca la profesora.