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Seis mil personas habitaban en Santa Trega hace dos mil años

"Arqueólogos italianos que lo han visto lo definieron como un pedazo de paraíso", explicó el arqueólogo - Con su homólogo Rafael Rodríguez, habló de las últimas excavaciones

Rafael Rodríguez, Carmela Silva y Diego Piay (1d), ayer en Club FARO. // José Lores

Cada vez que los arqueólogos Diego Piay Augusto y Rafael Rodríguez Martínez llegaban al Monte Santa Trega -Santa Tecla, en A Guarda- para proseguir con sus excavaciones, su corazón comenzaba a latir más deprisa. El flechazo con su trabajo es total. Ayer, en el Club FARO lo comprobaron los asistentes durante la charla que impartieron, presentada por la presidenta de la Deputación de Pontevedra, Carmela Silva. En la conferencia, Diego Piay destacó nada más empezar: "El del Tecla es el yacimiento arqueológico más excepcional del noroeste" peninsular.

Para disipar dudas de su objetividad en la aseveración, añadió el parecer de homólogos europeos que visitaron el lugar: "Colegas italianos que lo han visto lo definieron como un pedazo de paraíso". Como añadido, Rafael Rodríguez, apuntaba al remate de la charla que "cuando hicimos la visita con las empresas que optaban al protocolo de actuación, gente de una empresa catalana nos decía: 'Tenéis el Machu Pichu'".

Este arqueólogo ratificó que "es el poblado más monumental", para después apuntar que "se estima que la población -en el Tecla- estaría alrededor de 5.500 o 6.000 personas, en el sector central en el siglo I a.C., no mucho más que el Castro de Vigo, que sería un poblado muy potente, del que desconocemos mucho".

Añadió que en Machu Pichu vivían más de 15.000 personas. "Si en el Tecla son más de 20 hectáreas, habría que triplicar o cuadriplicar" la cifra del sector central (la de 5.500 personas", añadió. No obstante, su compañero Diego Piay se mostró cauto y apuntó que "es difícil extrapolar" datos de una zona reducida de la excavación al total del yacimiento.

Tanto Piay como Rodríguez fueron los arqueólogos que capitanearon la última excavación en el Trega, que tuvo lugar entre agosto del pasado año y abril del actual, casi 30 años después de la anterior a cargo de Antonio de La Peña, en 1987.

Sobre esta última actuación, la presidenta de la Deputación señaló en Club FARO que "los arqueólogos están realizando un gran trabajo para poner en valor algo extraordinario en Galicia". Ese labor se está realizando con el apoyo económico del organismo provincial que preside Carmela Silva para excavar o limpiar de maleza en yacimientos galaico romanos de Ponteareas, Cangas, Sanxenxo, O Grove, Ribadumia, Rodeiro, Cuntis, Marín, Oia, Vilagarcía, A Guarda, Tui, Cotobade, As Neves, Valga, Campolameiro, Pontecaldelas y Silleda.

En los casi nueve meses de trabajo, el equipo de arqueólogos ha localizado más de 40.000 piezas documentadas, encontradas solo en el llamado barrio Mergelina, en honor al apellido de un arqueólogo que allí trabajó.

Una nueva tesis que apuntaron estos expertos fue que la ocupación humana en ese sector pudo arrancar en el siglo IV antes de Cristo hasta el I después de Cristo, con tres ocupaciones distintas frente a una que anteriores arqueólogos apuntaban. Para afianzar esta hipótesis, realizaron pruebas de Carbono 14 de restos.

Entre las piezas más destacadas que localizaron, de momento, se encuentra el ya denominado Cabezón de O Trega, una cabeza de piedra cortada ubicada en un muro al lado de un gran edificio nada castrexo -rectangular y no ovalado ni circular- de la que hay paralelos en el mundo galo representando la cabeza del enemigo. Al espíritu de este, se le pide que proteja a los habitantes del poblado, según explicó Rafael Rodríguez. Esta pieza ya se muestra en el museo del Monte.

Además del cabezón, en estas excavaciones, localizaron tres monedas romanas de las dinastías Tiberio, Augusto y Claudio del siglo I después de Cristo; así como vasijas de almacenaje, decoración arquitectónica, un vaso de terra sigillata itálica -un tipo de cerámica- que muestra los vínculos comerciales entre Trega y la península itálica; además de ánforas con vino, salazón y aceite.

Para Piay y Rodríguez, lo encontrado en el área analizada en esta excavación, los 2.400 metros cuadrados del barrio Mergelina, demuestra cómo la población castrexa se fue adaptando a la influencia y moda romana con cambios en la arquitectura del lugar, cambios en usos sociales de espacios creándose edificios nuevos, así como en los hábitos.

Recalcaron que el Trega es una civitas, una ciudad que fue capital de un territorio que tenía castros pequeños en zonas limítrofes como Oia y a otro lado del Miño. De momento, sigue sin encontrarse cómo se llamaba.

"Los galaicos adoptaron lo romano como moda"

  • Diego Piay y Rafael Rodríguez, arqueólogos que dirigieron las últimas excavaciones en el Trega entre el pasado año y el presente, defienden la tesis "controvertida" de que la romanización no fue un proceso consciente por parte de los romanos. Es decir, las legiones de Roma conquistaron por la fuerza, sí, pero la adopción del latín como lengua así como de diferentes hábitos sociales romanos por parte de las poblaciones castrexa se debió a una moda, a un deseo de adquirir esa novedad del nuevo imperio.Eso explicaría que sobre estructuras de la Edad de Hierro del siglo II antes de Cristo se levante una estructura romana, localizada en el Trega que se cree que fue un centro de congregación social, un espacio público, además de calles y muros que no son muralla sino distribución y ordenación de viviendas dentro de barrios. Al menos, esta es la interpretación que realizan los jóvenes expertos.No obstante, los arqueólogos también apuntaron una posible tesis sobre el Castro de Alobre en Vilagarcía donde sí es posible que se romanizase a la fuerza ya que el anterior poblado castrexo está bajo un manto de conchas y residuos del concheiro, que los viejos pobladores de los castros usaban como vertedero -el de Santa Trega no fue encontrado- y que sirve para conocer la dieta de aquellos habitantes. Sobre esas conchas, se encuentran estructuras romanas, lo que podría llevar a pensar que alguien coaccionó para que el antiguo pueblo quedase sepultado y reformarlo.Tanto Alobre como Trega abren múltiples incógnitas a los investigadores. Ellos mismos, Piay y Rodríguez reconocen estar en "pañales" en el estudio del castro guardés, a la espera de que el análisis de las piezas pueda ofrecer alguna respuesta.

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