Asegura Javier Pérez Buján, director de la Fundación Laxeiro, que el camino recorrido por la obra de Rosa Úbeda es "una de las trayectorias más sólidas de la pintura en Galicia de los últimos quince años". Pero, como casi nadie es profeta en su tierra, la creadora se enfrenta a que esa trayectoria "no ha sido suficientemente reivindicada". Para enmendarlo, Vigo acoge desde ayer la exposición "Anomia" donde se recorre su lenguaje pictórico.

Dramatismo por veces, diversión en otras, sus cuadros varían en la paleta cromática y códigos donde el límite tiene un papel importante. "La ideal de límite es otro hilo conductor que nos ayudará a entender este trabajo. El límite traza la diferencia entre la comunicación y la incomunicación y es utilizado en la resolución plástica de cada una de las obras", señala Buján.

Es posible que, a primera vista, su obra parezca caótica, pero, en realidad, viene marcada por un orden en el que se vinculan masas de color, textos fragmentados, dibujos sobre papel pegados a la superficie pictórica o realizados directamente sobre manchas de acrílico.

Destaca también la Fundación Laxeiro la "fragilidad" con la que se presenta la figura humana, llegando a veces parecer una víctima o un alma en pena azotada por las circunstancias de cada cuadro. "Anomia' es por tanto una paradoja con la que, de forma irónica, Rosa Úbeda juega con el espectador, ofreciéndole un aparente caos estético y comunicativo que, después de la experiencia de la observación, resulta legible y ordenado y familiar", añade.