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Las conferencias de Club FARO

Francisco Narla: "Roma fue tan grande, en buena parte, gracias al oro gallego"

El escritor relató cómo tras la guerra civil entre Julio César y Pompeyo 10 toneladas del metal precioso de las minas de Galicia partieron cada año hacia italia, argumento de su nueva novela

"Una parte importante de la grandeza del imperio romano fue sufragada con el oro gallego". Así lo explicó ayer en el Club FARO el escritor Francisco Narla (Lugo, 1978), que ofreció una muy amena charla sobre la génesis de su última novela, "Donde aúllan las colinas" (Planeta).

El autor hizo retroceder a su auditorio a los viajes que Julio César realizó a España, en los que, asegura Narla, "debió de ver el trasiego del oro galaico e ideó la posibilidad de que éste ayudara a levantar un inmenso imperio". La Guerra Civil entre Julio César y Pompeyo terminó en el sur de España, con la victoria del primero. Julio César pasó tres meses en España y se sabe que visitó Calpe, Cádiz... y también Galicia. A su muerte, su sobrino Octavio Augusto miró directamente a Galicia. "¿Por qué esa fijación?", se pregunta el autor. Narla apuesta por la idea de que fue el propio Julio César fuera el que, antes de morir, hablara a su sobrino Augusto del oro gallego, "aunque no son hechos probados".

El autor -que fue presentado por Xurxo Patiño, presidente de la Federación de Libreiros de Galicia y gerente de la librería Librouro- sitúa la novela en el año 45 y 44 a.C., durante los últimos momentos del mandato de Julio César, y concluye con el asesinato de éste a manos de sus senadores. La peripecia de los protagonistas comienza en Hispania, en los montes de Galicia, hasta donde se ha desplazado Julio César y sus subordinados en busca de oro, y desde donde se inicia un viaje que, pasando por los Alpes, concluye en Roma, con el asesinato del general.

"Lo cierto es que al comienzo de la Roma Imperial, con Augusto al poder, diez toneladas de oro comenzaron a salir cada año de Galicia hacia Roma, un oro que tuvo una importancia vital en el desarrollo del Imperio de los primeros años", advierte el autor.

Narla elucubra en su obra con la posibilidad de que Augusto y los suyos "intentaran organizar batidas de alimañeros -personas que se encargaban de exterminar a animales dañinos para el ganado y la agricultura, como los lobos- para pasar desapercibidos y poder conocer el paradero de ese oro", explica el escritor.

Escritor y comandante de línea aérea, Narla ha publicado novela, relatos, poesía, ensayos técnicos y artículos. Para el desarrollo de sus novelas, entre las que se encuentran "Los lobos del centeno", "Caja negra" y "Assur", ha recorrido Galicia entera escuchando las historias de la gente. "Muchas de ellas me han servido luego para escribir mis historias", explicó.

Una de ellas fue la que le relató un señor mayor en una taberna de los Ancares que había trabajado en la posguerra como alimañero. "Me contó que se dedicaban a recorrer los valles para matar a los lobos y luego pasaban por los pueblos con las pieles pidiendo dinero o bien intercambiándolas por unto, trigo o centeno", describe. En un valle cercano a Sanabria -continuó- mataron a dos manadas de lobos y lograron atrapar a la hembra dominante, pero el macho logró escapar. "El anciano me contaba que a partir de entonces, cada noche, aterrados de miedo, notaron ruidos, cada vez más insistentes, hasta que escucharon aullidos, que pensaron que eran del macho que había escapado, y solo cuando dejaron la piel de la loba, la persecución finalizó".

Narla, que vive, dijo, "en la zona con la segunda mayor población de lobos censados" se sintió especialmente impactado por esa historia. "Descubrí ensayos en los que se ha demostrado que los animales tienen un tipo de moral, que son capaces de tener compasión, odio, piedad, venganza, amor... y entendí que la historia del viejo tenía un fundamento científico y que valía la pena contarla".

El siguiente paso en la creación de su novela, indicó, fue "enfrentar al lobo con los hijos de la loba, que es Roma y que, en realidad, seguimos siendo nosotros mismos".

De este modo, surgió la idea de poner como segundo protagonista a Julio César -"pensé en Trajano, pero Santiago Posteguillo ya lo ha hecho muy bien"-, apuntó, "y además Julio César me daba la oportunidad de contar historias de nuestra tierra, que es algo que me gusta hacer en todas mis novelas", añade.

Sin embargo, destaca el escritor, "el lobo es el verdadero protagonista de esta historia, algo que me ha dado muchas complicaciones porque al no darme la posibilidad de diálogos tuve que idear otras estrategias, usar artimañas de costurera, como decía el gran Eduardo Mendoza".

El resultado, asegura Narla, "me llena de orgullo porque aunque es una novela histórica, está llena de emoción", concluye.

"Internet no sirve como fuente para escribir una novela histórica"

  • El escritor Francisco Narla aseguró que la escritura de su última novela, "Donde aúllan las colinas", ha sido, "con mucho, la más complicada de todas las que he escrito, a pesar de que sea una de las más delgadas".Para documentarse, explicó al público -entre el que había un buen número de profesores de Historia- leyó una extensa cantidad de libros. "Internet, para escribir novela histórica, no sirve para nada, hay demasiadas chapuzas, como mucho puede ayudar para tirar del hilo", advirtió. Lo que sí leyó Narla fueron las obras de Julio César, "que tengo que decir que escribía muy bien", las principales biografías del personaje y "todo lo que cayó en mis manos de esa época, además, por supuesto, de numerosos estudios sobre el lobo". "Lo que funciona en una novela son los pequeños detalles y, para poderlos plasmar hay que leer mucho", aconsejó el escritor, que se definió a sí mismo como "un lector muy pedante, que no soporto cuando veo que el autor no se ha informado correctamente", dijo.La novela, que lleva solo tres días en las librerías, "ha sido muy bien recibida y en algunos sitios ya se ha agotado; mi mayor satisfacción en estos días ha sido cuando algún lector me ha dicho lo mucho que se emocionó con las últimas cuarenta páginas; esa es la mayor recompensa para mí", destacó.Pero más allá del entretenimiento y de los conocimientos históricos que el lector puede sacar de su obra, Narla asegura que para él es importante que produzca al menos una breve reflexión: "La ambición excesiva es terrible para el ser humano; hacemos daño a lo que nos rodea y a nosotros mismos. Si reflexionáramos un poco sobre esto, creo que nos podría ir mucho mejor", afirma.

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