Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las batas blancas más cercanas

La población cada vez más envejecida supone un reto para la enfermería, cuyos cometidos son no solo el cuidado del paciente, sino su educación como enfermo crónico

Acto de graducación del último curso de la Escuela de Enfermería de Povisa. // M.G.Brea

El profesional de enfermería continúa teniendo como principal cometido el cuidado del paciente hospitalizado, aunque la forma en que se administra este cuidado no es igual hoy que a finales del siglo pasado. El perfil del paciente también ha cambiado, aunque no el del profesional de enfermería, que continúa siendo mayoritariamente femenino.

Marta Ubiaga André, especialista en enfermería geriátrica y coordinadora de enfermería de Medicina Interna del hospital Povisa de Vigo es una de estas profesionales sanitarias. Esta viguesa de 40 años tiene quince de experiencia, en centros hospitalarios de Pamplona y Vigo, un tiempo durante el cual ha sido testigo de este cambio.

"La población está cada vez más envejecida y esto hace que cada vez haya más pacientes crónicos y que presentan más de una patología. Muchas veces, esta cronicidad supone ingresos reiterados y requiere que el paciente -o sus familiares en caso de que este no pueda por sí solo- aprenda a gestionar su enfermedad para mantener el máximo tiempo posible su autonomía. Y aquí, nuestro papel es educarle en esta gestión de la cronicidad desde el mismo momento de su ingreso", explica Ubiaga.

La media de edad de los pacientes que atiende Ubiaga es un reflejo del envejecimiento poblacional, ya que seis de cada diez personas ingresadas tienen más de 74 años. "Aquí el anciano frágil es el paciente estrella. Ya solo por la edad, establecemos medidas excepcionales en el momento del ingreso, que tendremos que desplegar o no dependiendo de cada caso concreto", explica. Dentro de estas medidas no solo están las sanitarias como la valoración de la capacidad respiratoria del paciente o si está o no orientado, sino también sociales: si ingresa solo o si está desnutrido, por ejemplo, por si el anciano necesitase alguna intervención más allá del ámbito sanitario.

Según Ubiaga, el bienestar del paciente depende en gran medida del trabajo en equipo, un equipo que no solo está integrado por el personal de enfermería, sino también por auxiliares e internistas, entre otros profesionales sanitarios. "Yo siempre digo que somos un equipo y que por eso, si fallamos uno, el que sea, fallamos todos", explica.

Aportar seguridad a paciente y familiares es otro de los cometidos del personal de enfermería. La educación del paciente en la gestión de su enfermedad también persigue eso: que el enfermo gane confianza en sí mismo como responsable de su propio ciudado. "Es importante tanto que mantenga la autonomía como que no dependa del hospital para determinados cuidados, y esto también se lo enseñamos. Lo hacemos a través de vídeos porque así pueden verlo las veces que necesiten hasta que sepan hacerlo y, sobre todo, se sientan seguros de poder hacerlo", comenta. En el caso de los enfermos terminales, los cuidados tienen como objetivo evitar el dolor y la agonía del paciente, garantizándole el confort y limitando el soporte terapéutico.

Para tener una enfermería cada vez de mayor calidad, Ubiaga aboga por seguir apostando por la formación y por aumentar el ratio de enfermera-paciente, aunque matiza que los profesionales españoles tienen una calidad excelente. "La prueba está en que nos demandan en numerosos países", dice.

Compartir el artículo

stats