Medicamentos como el diazepam, la amitriptilina o incluso algunos corticoides tienen un efecto anticolinérgico, es decir, actúan sobre el sistema nervioso central y periférico, y pueden tener reacciones no deseables que muchas personas mayores que los toman con frecuencia no tienen en cuenta. Un estudio publicado recientemente en la revista JAMA Neurology analiza cómo estas y otras medicinas actúan sobre el cerebro de ancianos y advierte del uso generalizado en este colectivo.

Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana (Estados Unidos), han mostrado, por primera vez, qué pasa en el cerebro de personas ancianas que toman estos medicamentos. Y lo han hecho sometiendo a pruebas de imagen -PET y resonancias magnéticas- a cerca de medio millar de mayores, de los cuales alrededor de sesenta habían tomado esas medicinas. Los científicos observaron que quienes habían consumido los fármacos anticolinérgicos tenían un metabolismo de la glucosa reducido y un tamaño cerebral menor.

Además, según los test neurológicos a los que fueron sometidos, se comprobó que estas personas tenían también peor memoria a corto plazo y su función ejecutora para actividades como la resolución o planificación de problemas era menor. "Estos resultados nos ofrecen una mejor comprensión de cómo esta clase de fármacos pueden actuar en el cerebro, un mecanismo que podría estar detrás de un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia", explicó en un comunicado Shannon Risacher, profesora de radiología y ciencias de la imagen y principal autora de este trabajo de investigación.

El vicepresidente de la Asociación Gallega de Psiquiatría, José Ramón Silveira, cuestiona, sin embargo, los resultados de este estudio, al considerar que es muy pronto para afirmar que el consumo de estos fármacos pueda estar detrás del origen de la demencia. "Asumir que estos efectos se dan por el tratamiento con esos fármacos me parece muy arriesgado. La demencia o el alzhéimer no se desarrollan en dos o tres años sino que tardan décadas, de ahí que hayan podido influir muchos otros factores en la génesis de estas enfermedades", apunta aunque sí considera que estos medicamentos y otros con efectos similares deberían de darse con mayor cautela enmayores, ya que su efecto sedativo aumenta el riesgo de que sufran una caída cuando, por ejemplo, se levantan de la cama, o de que se tropiecen con los obstáculos físicos que hay en las viviendas.