El sacerdote que destapó y puso en conocimiento del Obispado de Tui-Vigo los supuestos abusos sexuales de Feliciano Miguel Rosendo da Silva, fundador de la disuelta Orden y Mandato de San Miguel, se ratificó ayer ante la juez de Tui y corroboró la versión de las víctimas. El capellán de A Lama, Isaac Vega, que durante más de seis años fue asesor espiritual de la asociación hasta que detectó graves irregularidades, declaró como testigo y tildó de manipulador y sectario al fundador de la Orden, a quien acusaba de utilizar a la Iglesia, de fabricarse un Dios a su antojo y, también, de supuestas relaciones sexuales con adeptas, mantuvo su relato ayer en las diligencias abiertas por supuestos delitos de asociación ilícita, delito contra la Hacienda Pública y, en el caso de Miguel Rosendo por presuntos abusos sexuales, imputación que le mantiene en prisión provisional desde 2014. Un testimonio que la defensa de Rosendo tildó de poco verosímil.

La letrada de la acusación particular que representa a víctimas y perjudicados manifestó que el testimonio del sacerdote es importante: "Tiene conocimiento de muchos hechos a través de diferentes testigos y perjudicadas. Lo que ha dicho se corresponde a lo que víctimas y perjudicados relatan".

El propio Rosendo, según el sacerdote, le contó que en una ocasión quiso terminar con su vida lanzándose al mar, pero surgió un ángel que le salvó y lo depositó sano y salvo en tierra; o que tenía una imagen "sobrenatural" de Cristo grabada en su rodilla. También fue testigo, asevera, de faltas de respeto a la dignidad humana de Rosendo por la forma en que trataba a sus adeptos.

Ritos de santería

A través de algunos de ellos el sacerdote supo que Rosendo al parecer utilizaba ritos de santería, conjuros, presumía de curaciones milagrosas, realizaba bodas espirituales, hablaba con los muertos y hasta decía que sangraba por un costado. Exorcismos y ritos que, según trasladó al obispo, irían de la mano de promiscuidad sexual con algunas de las falsas monjas. Masajes, abrazos a mujeres...era algo que el propio sacerdote había visto, aunque entonces creyó que "carecían de maldad".

Después, cuando algunas víctimas abandonaron la Orden descubrió con horror que aquello se parecía más a una secta. Los retiros, las confesiones a los miguelianos eran cada vez menos. Sostiene que Rosendo quería ser el único nexo con sus adeptos y hasta prepararía con las mujeres con las que mantenía relaciones sexuales lo que debían decir al confesor.

El abogado de la defensa, Emilio Cortés aseguró que sin indicios ni pruebas no se puede condenar. El letrado indicó que el sacerdote manifestó que tuvo conocimiento de los supuestos abusos en diciembre de 2012 y lo puso en conocimiento al obispo de Tui-Vigo, "quien, según su versión, le dice que guarde silencio y siga visitando la Orden" y que "hasta el mes de mayo de 2013, no se inicia la investigación". El abogado de Rosendo destacó la obligación de denunciar un hecho delictivo, si se tiene conocimiento de ello: "Estaba cometiendo algo que va contra los Mandamientos de la Iglesia, también contra el sexto", apostilló.

Cortés considera que su cliente. Miguel Rosendo, "está siendo sometido a un juicio público sin pruebas objetivas".