Francisco José Martín, director del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto y responsable de la misión arqueológica española en Luxor, dice que aún queda mucho por descubrir, pero cree necesario que haya más ayudas para estas iniciativas. "Seguimos viviendo con esquemas antropológicos, culturales y religiosos que pertenecen al Egipto antiguo", asegura.

- ¿Cómo es estar al frente de una excavación en Egipto?

- Es un privilegio, porque hay que tener en cuenta que es el paraíso de la arqueología. Y una gran responsabilidad, porque las autoridades egipcias no dan permiso para excavar y tocar los monumentos a cualquiera. Eso es un hecho constatado, y eso unido al prestigio que tiene aparentemente el tema de lo faraónico y el Egipto antiguo hace que nos convirtamos en seres privilegiados que tenemos la responsabilidad de transmitir aquí todo lo que significa tener un proyecto abierto de excavación en una tumba que es la más grande de la necrópolis de Tebas en este momento.

- Del antiguo Egipto se conoce mucho, la expedición española ha sacado muchos elementos a la luz, pero ¿queda aún más por descubrir?

- Sí, claro. Egipto es un pozo sin fondo. Ahora estamos en un sitio que da información respecto a una serie de periodos cronológicos en la orilla occidental de la antigua ciudad de Tebas. Es bonito ver cómo han ido avanzando las distintas etapas, y en cuanto a los descubrimientos que se han hecho en estos ocho años pues ha habido cosas muy importantes y muy trascendentes, sobre todo desde los últimos tres años a esta parte. Hemos descubierto unas inscripciones que son muy importantes para la historia del Egipto antiguo, de manera que esas páginas de los libros de Egiptología las estamos escribiendo los miembros de este equipo español. Y el año pasado ciertamente encontramos el sarcófago de un sacerdote del dios Amón, y es importante porque encontramos la tumba intacta. El año anterior también encontramos la tumba intacta con el sarcófago de una mujer que era cantora del dios Amón, que pertenecía al clero femenino. Hay grandes hallazgos. Es un sitio que tiene gran calado y tiene gran importancia.

- El gran público puede que se quede con Nefertiti o Tutankamón, pero la civilización egipcia es inabarcable, desde el faraón Narmer hasta Cleopatra?

- Son más de 3.000 años de historia ininterrumpida, que son muchos más que los de nuestra era. La tumba que estamos estudiando es de la época de Tutankamón; él y Nefertiti vivieron en un periodo determinado con unas circunstancias históricas y da la casualidad de que el antiguo dueño de la tumba, que era un visir, fue una persona que estuvo casi en coetaneidad con estos personajes. Por ejemplo, de Tutankamón se dice que el padre es Ajenatón, pues nosotros hemos descubierto una serie de cosas que nos permiten variar la posibilidad de paternidad para otro rey. Y estamos hablando de un periodo que vio vivir a todos ellos. Los sarcófagos que hemos encontrado son posteriores, pero es porque se estuvo utilizando esta gran tumba del visir 250 años después.

- España siempre ha destacado en el campo de la egiptología, pero ¿con la llegada de la crisis han faltado más apoyos?

- Rotundamente sí. El proyecto nuestro siempre anda carente de fondos. Sin entrar en detalles, lo que sí que advertimos es una falta de sensibilidad, que no de posibilidades, porque al final todos son cifras. Realmente no es dinero lo que este tipo de iniciativas requiere en comparación con el movimiento de intereses del mundo cultural y sin embargo podría hacer una reversión muy grande a la sociedad en muchas materias. Por ejemplo, estamos aprovechando el proyecto para que universitarios puedan venir a excavar con nosotros y eso es poner un proyecto al servicio de la sociedad, dando oportunidades a estudiantes o licenciados para que puedan abrir su camino profesional. Esto debería producir una sinergia con la sociedad, con las universidades, con las instituciones privadas que pueden dedicar parte de su dinero a obras culturales o sociales para respaldar estas iniciativas, que revierten siempre en la sociedad, en el prestigio de la ciencia española.

- Además de un trabajo muy serio, una excavación debe requerir sacrificio y paciencia, porque no se llega y se descubre algo inmediatamente.

- Para que nosotros hayamos llegado a los descubrimientos de los últimos tres años hemos tenido que estar cinco antes quitando tierra y piedras. Y el trabajo es muy sacrificado, madrugamos muchísimo, allí hace calor, las circunstancias del país también son difíciles. Tienes que desarrollar tu trabajo con sacrificio y entrega, esperando nada a cambio y, de vez en cuando, cuando aparece una tumba entera tienes lo que se ha dado en llamar por algún colega el 'subidón de la momia'. En ese momento todo el mundo se vuelve hacia ti, pero para un hallazgo de una tumba entera hay ocho campañas detrás, mucho trabajo, mucho sacrificio.

- ¿Tienen las generaciones más jóvenes interés en la arqueología?

- Existe una enorme demanda social por este tipo de cultura. Y esa es la disfunción que yo noto entre la sociedad real y la sociedad institucional y económica y empresarial.

- ¿Que diría que ha aportado Egipto a nuestra civilización?

- A España, que es una cultura occidental de raíz judeo-cristiana y romana, Egipto vino directamente a través del imperio romano y ha transmitido ideas, principios religiosos, y muchas cosas que la gente no sabe a simple vista pero que hacen que nos sintamos tan afines con una cultura tan antigua. Por ejemplo, Susana es un nombre egipcio, significa flor de loto. Las iconografías propias del cristianismo tienen mucho de las iconografías faraónicas antiguas, Isis con Horus, la Virgen con el niño; Santiago Matamoros es el dios Horus acabando con Apofis... Seguimos viviendo con esquemas antropológicos, culturales, religiosos que pertenecen al Egipto antiguo. Si queremos saber exactamente quiénes somos es imprescindible acudir a las raíces egipcias, porque vamos a identificar muchas cosas nuestras que no entendíamos y quizá probablemente nos permitan ayudar a orientar el norte del futuro.