La "trasna Maruxa", una figura imaginaria creada en el colegio, cuenta a los alumnos, por carta, que está muy enfadada y les pregunta qué puede hacer. Ellos piensan y le aconsejan: "puedes dar un paseo, contar hasta diez, ponerte a leer, correr, saltar, respirar hondo..." Y todo ello queda plasmado en un mural en el colegio, para que todos recuerden lo que pueden hacer cuando perciben que están enojados.
El Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) de Chans-Bembrive (Vigo) es pionero en el modelo educativo gallego en educar las emociones o, lo que es lo mismo, en enseñar a gestionar las emociones, a aumentar la empatía, a aprender a expresar, a comprender a los demás y ser un poco más solidario... En definitiva, se trata de "humanizar la escuela y la educación". Son varios los lemas que maneja este colegio, desde "crear un ambiente emocionalmente saludable" a: "si no puedes cambiar las cosas, siempre puedes cambiar tu actitud". De un claustro de 25 profesores, participan 15 en las sesiones de gestión emocional, y recibieron formación para ello: "desde la que proporciona el Centro de Formación e Recursos (Cefore) hasta cursos que pagamos", cuenta Rosa Varela, jefa de estudios. Hace cuatro años que este colegio público empezó a introducir dinámicas educativas "para mejorar el clima afectivo del centro". ¿Por qué? Detectaron necesidades. "Hacía tiempo que veíamos que había que hacer algo. Al observar a los niños nos dábamos cuenta del cambio en el paradigma de comportamiento con respecto a antes, como más individualistas, más agresivos en la manera de hablar entre ellos, incluso en las relaciones entre padres y profesores, las cosas no eran igual", expresa esta docente viguesa. "Empezamos a trabajar en equipo, a plantear relaciones positivas, a expresar cómo nos sentimos y por qué, cuando surge un conflicto pedimos que cada uno diga por qué lo ha hecho y cómo se ha sentido, hasta que logramos entenderlo en alto no paramos", expresa Varela.
Filosofía de la escuela positiva, habilidades de autoafirmación, gestión emocional, autoconfianza, autoestima: "todos estos conceptos se trabajan, sobre todo, a partir de los 10 años, pero es importante también en los más pequeños, que aprendan a gestionar la ira, el enfado, ya desde esas edades", añade Varela. Este interés previo por la gestión emocional le sirvió al Chans-Bembrive ser elegido para el proyecto piloto del Programa de Educación Responsable de Educación, impulsado por las fundaciones Barrié y Botín. "Este es el segundo curso y nos ha proporcionado más recursos para poder ampliar el conocimiento sobre emociones", cuentan desde el Chans-Bembrive. Este curso se ha unido el CEIP Seis do Nadal y son en total en Galicia 14 colegios los que empiezan a entrenarse en emociones.
Entre las actividades que realiza el Chans-Bembrive, Varela destaca 'Emotichans', "para aprender a identificar, comprender y regular las emociones básicas". A otro de los programas lo denominan espejo de las emociones", para atender a los cambios en la expresión facial y corporal según la emoción que sienten. Con las cartas a la 'Trasna Maruxa' los niños le recomiendan qué hacer para sentirse mejor, "y al mismo tiempo mejoran sus habilidades emocionales y comunicativas". "Tenemos sesiones concretas para trabajar emociones pero queremos que estén presente siempre. Por ejemplo yo, antes de empezar mi clase de inglés, siempre dedico entre dos y cinco minutos al mindfulness: nos centramos en un objeto durante ese tiempo y empezamos la clase más relajados. Mejor con calma, le llamamos. Esta técnica ayuda a centrar la atención y a reducir el estrés. Desde pequeños deben conocer que la mente tiene la cualidad de estar distraída en el mundo de los pensamientos. Tras centrarnos y prepararnos, empezamos la clase relajados para aprender", expresa Varela.
