"Si el año pasado, nació la Estrategia Forestal Europea, no puedes presentar un Plan de Desarrollo Rural de Galicia como si estuviéramos en Saturno. No estamos en Saturno, sino en la Unión Europea, así que súmate a este carro", criticó y propuso ayer Enrique Valero Gutiérrez del Olmo en Club FARO durante su charla "El sector forestal de Galicia ante los retos de la economía verde y circular".
Presentado por José Manuel García Orois -gerente de la Cámara de Comercio de Vigo- Valero, director de la Escuela de Ingeniería Forestal de la Universidade de Vigo y miembro del Comité Consultivo Forestal de la Comisión Europea, se mostró muy crítico con la forma en la que la Xunta ha desarrollado el Plan de Desarrollo Rural de Galicia que ayer fue presentado en Compostela por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.
Frente a la inversión y eslóganes del máximo responsable de la Xunta, Valero Gutiérrez indicó que "el Plan de Desarrollo Rural de Galicia no ha sido tramitado de una forma muy correcta. No se consultó al sector ni al forestal ni al agrario. Se informó de esto vía carta a Bruselas, y, allí, que no se consulte a los agentes implicados es inconcebible por lo que lo pararon directamente. (La Xunta) ha rehecho otro y no ha hecho caso a las alegaciones".
A continuación, apuntó que "uno siente cierta frustración tras estar en Bruselas peleando por un paquete de medidas para la Estrategia Forestal Europea que aquí no se aplican; mientras aparecen otras que, según mi punto de vista profesional, no llevan a ningún sitio. Es más de lo mismo, que ha conducido a que se devuelva dinero tanto en España como en Galicia en los años anteriores y no estamos para devolver dinero ni estamos para tener el monte como lo tenemos".
Valero apuntó que, según su opinión, "hay que abandonar la política de más de lo mismo; no puedes establecer una política de desarrollo rural que ha llevado al fracaso. Todo el mundo sabe que el sector agrario gallego está en caída libre desde hace 10 ó 15 años. No se puede hacer un Plan de Desarrollo Rural con las mismas medidas que han demostrado que no funcionan. Hay que tratar de llevar la imaginación a la toma de decisiones, sin inventar nada pero viendo qué hace otra gente y sumarnos a un tren que ya ha salido".
De esas medidas idóneas, depende el futuro del rural gallego, de sus bosques -que ahora registran un nivel alto de abandono y falta de cuidado- y de la economía de una parte muy importante de la población.
Como ejemplo, puso el caso de República Checa, Eslovenia o Austria donde han puesto en marcha proyectos para sustituir los combustibles fósiles por pequeñas centrales de electridad y calor en escuelas y pueblos quemando la biomasa que ellos mismos producen.
Para Valero, Galicia cuenta con una "ventaja" y es que la industria del aprovechamiento forestal y la producción de los recursos forestales ya están instalados aquí. De hecho, de los 360 municipios gallegos, solo tres o cuatro concellos no cuentan con una empresa de selvicultura, aserradero o firma de aprovechamiento forestal.
A su juicio, Galicia debe invertir en investigación y desarrollo así como en innovación para entrar de lleno en la bioeconomía, una nueva revolución industrial, ya en marcha, y por la que se están interesando diversos sectores estratégicos, incluidas farmacéuticas, que han visto cómo de los bosques se pueden obtener no solo materiales de construcción y energía sino también elementos para la fabricación de automóviles o componentes del hogar así como sustancias para medicamentos. Esto se realizaría descomponiendo la biomasa para crear biotextiles o biofármacos, entre otros muchos.
Dentro de los retos que este experto ve para que Galicia pueda desarrollar una bioeconomía eficiente y eficaz, indicó que, primero, habría que tener en cuenta las propuestas de la Estrategia Forestal Europea para poder acceder a sus fondos para desarrollar empresas en el rural y aumentar el empleo en el mismo y frenar su abandono.
Esto se podría conseguir desarrollando una selvicultura sostenible, resideñando la política de desarrollo rural para capitalizar los descapitalizados bosques gallegos; maximizar el potencial de servicios ambientales; crear infraestructuras de mercado viables; conseguir un soporte político duradero, es decir, una política forestal y rural a largo plazo.
Para todo ello, los poderes públicos deberían tener en consideración la opinión e investigación de centros especializados como las universidades, el CSIC, el Centro Areeiro y otros especializados en conocimiento científico.
