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GALLEGOS EN LA CIMA

Carlos Cernadas Carrera: "Lo de Lula ha sido frustrante y la sociedad brasileña se está polarizando"

El profesor universitario vigués lleva el español a las favelas de Belém para ayudar a los jóvenes

Carlos, en el Palacete das Onze Janelas, a orillas de la bahía de Guajará, en la ciudad brasileña de Belém.

Heredero del "espíritu emigrante" de sus abuelos y "fascinado" por el país en el que nació su madre, Carlos Cernadas (Vigo, 1975) decidió imprimir un nuevo rumbo a su vida en 2012 para poder explotar su vocación por la docencia en Belém, la ciudad que le atrajo desde que disfrutaba allí las vacaciones siendo un niño. Acaba de conseguir plaza de profesor titular permanente en la Universidad Federal do Pará, donde imparte clases a los estudiantes de Filología Hispánica y coordina varios proyectos para enseñar español a niños y adolescentes de las favelas en riesgo de exclusión social.

Su primera carrera, sin embargo, fue Relaciones Laborales y trabajó como responsable de la delegación gallega de una empresa de distribución de materiales. Dejó su puesto entre 2000 y 2003 para instalarse en Belém y ejercer como profesor de español en academias. En ese tiempo conoció a su mujer, Elaine, y juntos decidieron regresar en busca de seguridad y estabilidad. Recuperó su puesto e inició un máster en Lingüística y después el doctorado en el campus vigués.

Pero Brasil le seguía cautivando e incluso inspirando. El país aprobó en 2005 una ley que obliga a enseñar español en Secundaria y Bachillerato y su tesis versaba sobre la carencia de docentes universitarios con la preparación adecuada para formar a los futuros profesores. La Universidad Federal do Pará (UFP) le invitó a trabajar allí mientras investigaba y volvió a repetir el viaje de sus abuelos en el año 50. "La oportunidad me hizo replantearme la vida. Mi trabajo no me llenaba y decidí arriesgarme", relata.

Con un doble doctorado, en Lingüística por la Universidad de Vigo y en Letras por la UFP, Carlos es profesor de la Facultad de Letras Extranjeras y responsable de uno de sus dos laboratorios de enseñanza y aprendizaje. Su misión es acercar el mundo académico a la sociedad y él ha querido aprovechar el potencial de los idiomas para mejorar la vida de muchos jóvenes en los barrios más pobres.

"En estos momentos coordino ocho proyectos en comunidades del extrarradio. Mis alumnos universitarios son los profesores y las clases se imparten en asociaciones de vecinos, iglesias o colegios. En algunos casos, en los mismos centros en los que ellos estudiaron y ahora pueden servir de estímulo para los niños pues son un ejemplo de que es posible salir de allí y estudiar una carrera", destaca.

Los universitarios, algunos de los cuales recurren a ideas originales como la papiroflexia, son muy bien aceptados en los barrios de Aguas Lindas, Jurunas o Guamá y se muestran muy satisfechos de poder contribuir a mejorar las perspectivas educativas y económicas de críos que están menos expuestos a la violencia o al tráfico de drogas mientras asisten a sus clases.

"No solo enseñamos la lengua, sino también la cultura y esto les abre los ojos a otras realidades que desconocen. También se promueven debates para que sean más conscientes de sus derechos y cuestionen las relaciones de poder o los discursos de los medios", destaca Carlos.

"Siempre me he considerado parte de la Amazonia y de Brasil y poder desarrollar estos proyectos es algo que me llena porque contribuyen a hacerles entender que otro modelo social es posible", reconoce.

El docente vigués también tiene otra iniciativa en mente, impulsar el intercambio con nuestra comunidad a través de un Centro de Estudios de la Lengua y la Cultura Gallegas en la UFPA como el que ya funciona en la Universidad Federal de Bahía. Y es que, al contrario de lo que ocurre en esta ciudad, en Belém no existe una importante comunidad de emigrantes y el vínculo de sus descendientes con los orígenes se ha perdido.

Carlos disfruta "la riqueza de dos vidas en contextos diferentes" aunque, a igual que sentían sus abuelos, "siempre echas algo en falta". Su madre conoció a su padre durante unas vacaciones en la parroquia de Antas, en A Lama, y ya formaron una familia aquí. Así que él es el único miembro de la saga que reside en Brasil, donde vive con su mujer y Maria Luiza, la hija de ambos.

"La vida es mucho más complicada que en España, pero lo compensan la cercanía y la afectividad de la gente, así como sus ganas de vivir, mucho más presentes en el norte y nordeste que en el sur de Brasil. Su tendencia al pensamiento positivo y sus fortísimas convicciones religiosas les ayudan a enfrentar las grandes dificultades del día a día", sostiene.

También destaca la apabullante belleza del paisaje -"Desde el borde de la ciudad puedes contemplar la selva y puestas de sol tan bonitas como las de las Cíes"-, sus impresionantes playas y una riqueza natural, en resumen, "que satura los sentidos".

Pero las ciudades también son un reflejo de la desigualdad y la corrupción de la sociedad y Carlos muestra su preocupación por la grave crisis política que sufre el país. "Yo voté a Lula para que lo cambiase y ha sido frustrante. Desconcierta que alguien que realmente pasó hambre y desarrolló muchas políticas sociales muy interesantes sea capaz de cometer delitos. Y el mensaje que se transmite, el de que si robas pero haces cosas buenas para la sociedad no pasa nada, es muy peligroso. Estoy un poco asustado porque la sociedad se está polarizando", comenta en referencia a la oposición entre los partidarios del PT de Dilma Roussef y los que apoyan al que hasta esta semana era su socio de gobierno, el conservador PMDB.

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