Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Nuevo perfil del adicto al juego

Las colectivos de ayuda al ludópata alertan del aumento de menores enganchados

Los juegos online y los salones de apuestas deportivas atraen a jugadores cada vez más jóvenes - La federación de exjugadores demanda medidas más coercitivas

Un hombre jugando a las tragaperras.

Los adictos al juego están cambiando su perfil. Si en 2013 el ludópata era un hombre de entre 35 y 45 años, generalmente casado, con trabajo y con hijos, hoy es un joven entre 18 y25 años, estudiante y parado y en muchos casos sin responsabilidades familiares. También se están ampliando los canales de adicción: a las tragaperras y al bingo, se suman ahora los juegos y apuestas online y los salones de apuestas deportivas, que enganchan especialmente a gente más joven, incluidos menores.

"Nosotros solo tratamos a mayores de edad, pero si acuden a tratamiento con 18 años eso quiere decir que hay menores de edad jugando, algo que es ilegal y que demuestra que los controlen que se establecen para que esto no ocurra no son efectivos", afirma Juan Lamas, director técnico de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR) y director terapéutico de la Asociación Gallega de Jugadores Anónimos (AGAJA), con sede en Vigo, entidad que acaba de cumplir 25 años.

Aunque las máquinas tragaperras continúan siendo la primera causa de ludopatía, el juego online está ganando terreno de forma vertiginosa y ya es la segunda causa de ludopatía, según FEJAR. "En Vigo, por ejemplo, el tratamiento de los que juegan online ya se acerca al 20 por ciento, aunque aún seguimos teniendo un 70% de tragaperras, aunque no son las de siempre. La ruleta electrónica y las máquinas de nueva generación están causando estragos", explica Lamas. Una de las razones por las que estas máquinas continúan siendo "las preferidas" de la mayoría de los adictos al juego son que las apuestas son relativamente pequeñas y la posibilidad de premio es inmediata, lo que aumenta el canal adictivo.

Lo que parece mantenerse estable, a falta de un estudio nacional, es la incidencia de la ludopatía, que se calcula que afecta a un 2% de la población, por lo que en Galicia habría cerca de 60.000 ludópatas, según Lamas. El centro de AGAJA en Vigo atiende cien nuevos casos de adicción cada año. "Galicia es la única comunidad con un estudio sobre ludopatía, de 2003, que dice que el 1,73% de la población gallega tiene un problema patológico con el juego, a lo que habría que sumar lo que en la práctica clínica llamamos jugadores excesivos, lo que podría suponer un 4%", explica.

Aunque el problema de adicción es el mismo sea cual sea el tipo de juego, internet favorece la dependencia ya que facilita apostar en cualquier momento y desde cualquier lugar. Y también permite hacerlo a los menores, que pueden saltarse los registros. Los otros nuevos jugadores que se han sumado al tablero son los salones de apuestas deportivas, lugares de encuentro de muchos jóvenes. "Pasan allí la tarde, viendo el fútbol y tomando una coca-cola. Es esa cultura de socializar para realizar una actividad de juego. Y muchos no tendrán problemas, pero otros acabarán enganchados al juego. Nosotros exigimos que todas las apuestas deportivas estuvieran instaladas exclusivamente en salones de juego que tuvieran un control de admisión, pero ahora la Xunta permite su instalación de en bares, con lo cual el control se ha ido al garete", asegura.

Para combatir la ludopatía, Lamas apuesta por la educación y campañas de sensibilización, y aboga por una normativa más restrictiva. "La Administración tiene que velar para que se cumpla lo que establece la ley y que los menores no puedan tener acceso al juego. No se trata de prohibirlo, porque el 90% de la población juega a algún juego de azar y no tiene problemas, pero tampoco se puede permitir que se publicite el bingo a las seis de la tarde", concluye.

Juan Lamas: "El juego es la gallina de los huevos de oro y está normalizado socialmente"

  • Para salir del circulo vicioso de la ludopatía, como sucede en cualquier adicción, el enfermo tiene primero que tomar conciencia de que tiene un problema y después, desear superarlo. Si estos dos factores no se dan, la rehabilitación es poco menos que imposible, advierte Juan Lamas. "Uno de los rasgos del adicto es la autonegación del problema. La mayoría de los acuden a tratamiento vienen por algún familiar. Por voluntad propia vienen pocos", dice.El tratamiento es psicológico y de terapia de grupo, y en el proceso juega un importante papel la familia, con la que también se interviene. Según Lamas, el nivel de éxito es del 68% dentro de quienes completan los 18 meses que dura el tratamiento. El índice de abandono se sitúa en un 30%, según la última memoria de AGAJA, centro por el que han pasado cerca de 3.000 enfermos en sus 25 años de historia.Lamas sostiene que ganar o perder es secundario para el ludópata, que "juega para jugar", matiza. Por ello, el primer paso en su camino hacia la recuperación es modificar su conducta.Hasta hace unos años, el periodo de latencia de la enfermedad era de ocho años; ahora es de un año o año y medio, según Lamas, que reconoce la dificultad para mantenerse alejado de una adicción que está presente en todas partes y que está diseñado, añade, para generar dependencia."El juego es una práctica socialmente normalizada. El 90 por ciento de la población juega a algún juego de azar y su adicción no se ve como otras. A quien deja de fumar todo el mundo le felicita, pero no a quien abandona el juego. Además, es la gallina de los huevos de oro. Los 30.000 millones de euros de ingresos por juego que tiene la Administración tapan muchas conciencias", asegura.

Compartir el artículo

stats