-Me preocupa, pero creo que tiene muy mal pronóstico. Creo que no estamos atacando la raíz del problema, sino cortando las hojas del árbol. Como psicólogo forense y más de 30 años en la Fiscalía, sé que decir que fue una emoción o un trastorno transitorio no es verdad. La gente hace lo que quiere hacer, hasta quien mata a sus hijos para hacer daño a su ex sabe lo que hace. Y tiene una fuerza terrible que se llama odio.