Aunque Juan Carlos Kreimer no es partidario de usar auriculares o escuchar música durante los paseos en bicicleta -basado en la creencia de que andar en bici no es algo exclusivamente físico- accedió a responder sobre la banda sonora de su ciclismo: "sería Keith Jarrett, porque le pondría una música que acompañe y estimule la conexión". Eso sí, "la ciudad tiene otra banda sonora subido a una bicicleta y Kreimer aboga por descubrirla. Como consejos para sacar mayor provecho a esta práctica, el experto recomendaría "jugar a andar correctamente, respetando todas las señales y reglas, respirando a conciencia, buscando un pedaleo cadencioso y con los músculos de faciales, de cuello y hombre lo más relajados posibles". Propone "entrar a un parque y primero intentar ver todos los colores de verde posibles, luego escuchar todos los sonidos que se superponen, luego oler y finalmente entregarse a andar".

Eso sí, también reconoce que "la bici" no es para todos, en alusión a problemas físicos o de equilibrio de algunas personas.

Y volviendo a Vigo y al handicap de las pendientes de la ciudad, entre el público un joven oriundo de Suiza llamado Tino aseguró trabajar como mensajero en bicicleta desde hace cinco años en la ciudad olívica. "Procedo de Lausana, en Suiza y allí los desniveles son mucho mayores", aseguró. "Es una cuestión de voluntad, porque con un piñón pequeño se pueden trepar árboles", bromeó.

Con esa actitud de búsqueda dejó el autor invitado al público asistente, ante quien defendió que los cambios sociales son la suma de múltiples pequeñas cosas y también que "sí puede haber una relación de amor con una bicicleta".

"Cuando conducimos una bicicleta nos volvemos menos violentos, más participativos y solidarios. El andar nos conecta con quien somos de una manera experiencial... Y esto nos vuelve mejor personas; cada pedalada te acerca a ti mismo", aseguró el escritor, editor y periodista cultural, además de pionero en tendencias, Juan Carlos Kreimer, que puso a la bicicleta en el centro del equilibrio personal ayer en Club FARO.

"Detrás del auge del ciclismo urbano subyace un tipo de vivencia cercana a la meditación", sostiene el argentino Kreimer, que plantea que subirse a la bicicleta es un modo de cambiar nuestro ritmo interior, "alinearnos" y dejarnos llevar o, en sus palabras, "simplemente andar". También explicó cómo cambiar de vida pedaleando por las calles de la ciudad, durante una entrevista conversada con el periodista Rafa Valero. Eso sí, no pudo negar lo obvio: la dificultad de la orografía de Vigo. "Si yo viviera en Vigo, tendría una bicicleta eléctrica", atajó el ciclista desde los 5 años gracias a un regalo paterno. Juan Carlos Kreimer ha pedaleado los últimos treinta años por las mayores ciudades europeas y Buenos Aires.