Pedro Arcos González (1958) es médico epidemiólogo. Forma parte de la Red de Ayuda de Emergencia (ReliefWeb) de Naciones Unidas y gestiona la Base de Datos de Desastres de España. Su trabajo lo realiza en consorcio con el Instituto Karolinska (Estocolmo, Suecia), el Centro de Investigación en Epidemiología de los Desastres (CRED) de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC) del Departamento de Salud y Servicios Humanos del Gobierno de los Estados Unidos. La unidad cumple este año sus veinticinco años de existencia.

-¿Ustedes estudian el contagio de enfermedades como el virus zika?

-Sí, una de nuestras líneas de investigación es el impacto del cambio climático sobre las enfermedades de transmisión vectorial, por ejemplo las que se transmiten por artrópodos. De entre todos los artrópodos vectores los que tienen un mayor impacto sobre la salud pública son los mosquitos, como es el caso de los que transmiten el virus zika.

-¿Lo que está ocurriendo tiene que ver con el cambio climático?

-Evidentemente, porque estos virus usan como mecanismo de transmisión a mosquitos, que están muy influidos por las condiciones climáticas, especialmente por la temperatura ambiental, la humedad relativa y las precipitaciones. Estas tres variables influyen en la vida del mosquito, permitiendo que se reproduzca mejor y viva más tiempo.

-¿El mosquito que transmite el virus zika es muy agresivo?

-Sí, pertenece el género Aedes. Hay más de doscientas noventa especies de Aedes, aunque las que tienen impacto en los humanos son dos, Aedes aegypti y Aedes albopictus, éste, conocido también como mosquito tigre, es un picador diurno especialmente agresivo. La que transmite el virus es la hembra del Aedes, que pica porque necesita obtener proteínas para reproducirse y las obtiene de los glóbulos rojos de los animales o humanos a los que pica.

-¿Por qué los mosquitos pican a unas personas sí y a otras no?

-No es exactamente así. Ellos buscan siempre el huésped que sea más factible de picar entre los que hay en su entorno. El mosquito dispone de varios sistemas para localizar al huésped más fácil de picar. Detecta la temperatura, si hay movimiento o no y la composición química de la superficie de la piel. Pican donde hay un vaso sanguíneo directamente bajo la piel, por ejemplo articulaciones o zonas de piel sobre cartílago, y los vasos sanguíneos son más accesibles.

-Se acaban de detectar dos casos de transmisión por vía sexual. ¿Eso puede complicar aún más las cosas?

-Sí, hay dos casos de probable transmisión sexual, uno en Estados Unidos y otro en Haití. Pero se necesita estudiar más casos de este tipo para estar seguros de que éste es realmente un mecanismo de transmisión adicional en esta enfermedad. Si fuera así, estaríamos ante un hecho relevante, porque eso significa que el virus que circula por la sangre del hombre puede pasar al semen. Aunque este tipo de contagio sería menos frecuente que la picadura, obligaría a modificar las estrategias de prevención, que tendrán que ser mixtas para abordar dos mecanismos de transmisión distintos.

-Las autoridades hablan de brotes, pero ¿se está ante una pandemia?

-Sí, porque sólo en la región americana ya hay más de veinticinco países afectados. En España aún hay un número pequeño de casos confirmados, pero es razonable pensar que podremos llegar a 250 o 300 este año.

-¿Hay algún riesgo de que el virus sea mortal?

-El virus tiene una letalidad verdaderamente muy baja. Y solo un 20% de los que lo contraen llegan a tener algún síntoma de enfermedad. En el 80% de los infectados restantes el sistema inmunitario produce anticuerpos que eliminan el virus. Aunque no sea mortal y tenga una morbilidad muy baja, es importante por las dos complicaciones potenciales que puede producir, el síndrome de Guillain-Barré y la microcefalia en recién nacidos de madres infectadas.

-¿Cuál es el riesgo potencial en España?

-Por el momento, muy bajo. Para que se transmita el virus son necesarios tres elementos, una persona infectada, un vector adecuado -el mosquito- y un sujeto sano. Por el momento, y hasta donde sabemos, no está presente el vector Aedes albopictu.

-Pero se han detectado cinco casos. ¿Esto puede modificar sustancialmente la situación?

-No de manera importante.

-¿La aparición de estos casos significa que hay que poner en marcha medidas especiales?

-Desde el punto de vista de la población general no hay que hacer nada en especial, únicamente seguir los consejos de la Autoridad Sanitaria.

-¿El mosquito que transmite la enfermedad podría llegar a España?

-Es probable, porque se está extendiendo desde la zona mediterránea hasta zonas como Aragón o el País Vasco. Se está experimentando también el cambio climático y aumentando su temperatura y patrón de precipitaciones, así que llegaremos a tener unas condiciones climáticas favorables para el desarrollo del vector. Su expansión es sólo cuestión de tiempo.

-¿Cuánto tiempo?

-Al ritmo de modificación y deterioro climático actual probablemente en cinco o diez años el mosquito esté aquí.

-¿Y cómo se expanden los mosquitos?

-Específicamente, el Aedes albopictus que está transmitiendo el virus Zika ha llegado a varios países en los que antes no estaba a través del tráfico marítimo de barcos con cargas como neumáticos, que suelen contener restos de agua y larvas en unas condiciones idóneas para ellos.

-¿El sistema sanitario español está suficientemente preparado para hacer frente a estas enfermedades, como ocurrió también con el ébola?

-Sí, exactamente igual que el resto de países de la Unión Europea. Pero tenemos que reforzar nuestro sistema de vigilancia epidemiológica, y especialmente el sistema de vigilancia entomológica, para saber cómo evolucionan las poblaciones de mosquitos. De todos modos, este virus no es ni mucho menos el más peligroso para la salud pública. Otras enfermedades transmitidas por mosquitos, como el paludismo (malaria), el dengue o la fiebre amarilla, matan en conjunto a millones de personas al año. Son un problema de salud pública grave en el que se debería invertir más en investigación, vigilancia, control y desarrollo de vacunas.