Hay posibilidades en la vida con las que una persona ni siquiera sueña. La participación de la gaitera gallega en la Berlinale, el Festival Internacional de Cine de Berlín, cae en este saco. Ella misma lo reconoce mientras trata de que los nervios no afloren: "Parece que con los años debería tener menos miedo y coger las cosas con menos nervios. Pero proyectos de este tipo como ir a Berlín son cosas con las que ni me atreví a soñar".

Las declaraciones las realizaba ayer por teléfono a unas pocas horas de coger el avión que le hará cruzar el Atlántico de Estados Unidos, donde vive desde hace años, a Europa. En el corazón del viejo continente, en una ciudad alemana con ecos históricos y artísticos, se mostrará como una de las protagonistas del documental The music of strangers: Yo-Yo Ma and the Silk Road Ensemble.

La cinta, que se estrenará en los cines norteamericanos en abril (para España, aún no hay fecha), ha sido dirigida por el californiano Morgan Neville que ganó un Oscar en 2014 por su trabajo 20 feet from stardom, en el que seguía el día a día de varios músicos.

En The music of strangers, recoge el alma del Silk Road Ensemble liderado por el chelista Yo-Yo Ma y formado por 20 músicos de diferentes partes del muno. En 96 minutos, se puede conocer cómo nació el grupo, cuál es su filosofía y cómo se mueve. Además de Yo-Yo Ma, hay otros tres protagonistas: Pato, el clarinetista sirio Kinan Azmeh, el iraní kamancheh Kayhan Kalhor y la china Wu Man que toca la pipa.

Precisamente, estos cuatro vuelan a Berlín para presentar la pieza con el director el lunes entre las nueve de la noche y las once en el principal teatro del festival.

Los cuatro narran en el documental también su vida. Kinan, por ejemplo, lleva al espectador a un campo de refugiados sirio para dar un mensaje de que la música y el arte pueden hacer un mundo mejor. "Él dice que la música no va a dar de comer a los niños sirios pero sí alimenta el alma". Precisamente, el fin del Ensemble es moverse entre las notas y el mundo con pasión, educando.

En el caso de Cristina Pato, la cámara se traslada a Galicia. "Grabaron en Ourense; en mi aldea, Armariz (Nogueira de Ramuín), en el Casco Vello ourensano y de Compostela y en el campamento romano de Aquis Querquennis en Bande. "En el documental, se fijan en cómo se vive en Galicia, la identidad cultural que hay, la gastronomía, el amor a la tierra, la música...", explica Pato.

Preguntada la artista acerca de si el presentar el documental en la Berlinale puede llevar al público en la sala a investigar más sobre Galicia y su música -propiciando una mayor repercusión internacional de la misma-, la gaitera ourensana reconoció no saber si sería así. No obstante, indicó que "el calado de Yo-Yo Ma es grandísimo y los músicos con los que trabajo en Rústika (Anxo Pintos, Davide Salvado y Roberto Comesaña) colaborarán en abril en una canción del próximo disco del Silk Road Ensemble. Pero no sé cómo afectará al futuro de Galicia y su música esta película".

Respecto de una posible actuación del Ensemble en Galicia, Cristina Pato reconoció que lleva "años" intentándolo si bien no se han dado las condiciones necesarias para conseguirlo.