Más de la mitad de la comunidad universitaria española presenta síntomas de ansiedad -según un estudio- y muchos jóvenes consumen sustancias para estudiar o para evitar los tan temidos nervios paralizantes. En la procura del fármaco, parece que todas las opciones son válidas, ya sea extraerlo del botiquín familiar o fingir una enfermedad para conseguir una receta. Uno de los doctores gallegos que más ha estudiado la "sobremedicación" de emociones diarias es el psiquiatra Luis Ferrer, ex director del área de salud mental del CHUS.

-Este tipo de dopaje intelectual ¿es cada vez más popular entre los estudiantes que necesitan memorizar muchos conocimientos en muy poco tiempo?

-Recurrir a las anfetaminas como desfatigante es un clásico. Siempre se han utilizado. Pero el manejo de ansiolíticos, que parece que es lo que ahora se usa más contra la ansiedad ante los exámenes, es algo relativamente nuevo. Creo que también tiene que ver con el sentido de los tiempos, con esta especie de medicalización de toda la vida. Cualquier emoción se intenta modular o controlar a base de pastillazos. Pero son emociones normales.

-¿La ansiedad o el miedo ante un examen son normales?

-El miedo o la ansiedad son reacciones emocionales normales frente a una situación que está cargada de incertidumbre. Es totalmente humano. Pero si ese miedo bloquea al sujeto y además de ansiedad, sus síntomas empiezan a tomar tintes fóbicos, podría estar indicado algún ansiolítico. Es decir, en síntomas graves. Pero lo que es absolutamente absurdo es tratar de controlar una ansiedad normal por una prueba o un examen con fármacos.

-Que no cunda el pánico por los nervios.

-Es más, es necesario tener un poco de ansiedad porque es lo que te mantiene alerta, por decirlo así. La ansiedad te activa, no es una emoción agradable pero existe por algo. Nadie debería esperar presentarse a una prueba y estar totalmente tranquilo. Eso es lo anormal. Que una persona que estudia en un momento dado tenga un cuadro mayor de ansiedad es normal en situaciones puntuales. Entrarían dentro de lo común. Otra cosa es cuando no te puedes presentar a ninguna prueba porque el bloqueo es constante.

-Pero, ¿y cuando son paralizantes?

-Ahí sí se requeriría un tratamiento con ansiolíticos y más cosas. Hay que distinguir entre estas dos cuestiones: una ansiedad normal y otra que haga un cuadro con síntomas de tipo fóbico. Alumnos que se quedan bloqueados o no son capaces de entrar en el examen. La ansiedad normal es inevitable, pero no bloquea ni enerva, es solo una emoción desagradable.

-Pero aún así, la gente quiere evitarla a través de medicamentos.

-Claro. Es lo que se está tratando de controlar. Pero ni se necesita ni es bueno. Es como si tomas antidepresivos contra la tristeza que tienes por una pérdida o un duelo: arreglas poco. No vas a estar menos triste ante una pérdida importante.

-¿Ha visto algún caso de estudiantes que exagerasen síntomas para que les recetasen?

-Lo terrorífico es que ya no son universitarios, ves cuadros de ansiedad tremendos en chavales de la ESO. Es algo llamativo. Hay una menor capacidad de control emocional y manejan mucho peor la angustia. Pero hay métodos alternativos igual de eficaces o más para el control emocional sin llegar a la medicación: control de la respiración, terapias estratégicas...

-Eso en cuanto a los tranquilizantes. Pero ¿qué opina de los fármacos como el 'Katovit', usado por miles de estudiantes durante años?

-Tiene componentes anfetamínicos y se usaba primero para el alzhéimer, luego parece que para dietas para perder peso en el mercado negro porque quita el apetito, pero fue retirado del mercado. También se abusa de fármacos que se usan para el TDAH y son psicoactivos, pero son todo lo contrario a los tranquilizantes. Lo que hacen es activarte y aumentan el estado de alerta. A algunas personas les puede ayudar a estar más lúcidas.

-¿Y las llamadas 'drogas inteligentes', que hacen mejorar el rendimiento y las capacidades?

-Si funcionan es como un placebo, pero no tienen ningún efecto sobre el aumento del rendimiento. Es como si a un coche le pones la mejor gasolina, el mejor aceite, el mejor ambientador... pero si eres un mal conductor, aunque el motor funcione mejor a ti no va a ayudarte. Es un problema del conductor. Las vitaminas que llevan esos preparados facilitan la transmisión interneuronal; es decir, te afinan el motor pero no vale si no sabes conducir.