El alcalde de Santiago, Martiño Noriega, explicó ayer que se puso en contacto con el Arzobispado de Santiago para conocer más información sobre el caso de las monjas indias supuestamente retenidas en un convento de clausura de la ciudad, una situación que, a su modo de ver, se da por una "colisión entre la jurisdicción eclesiástica y la jurisdicción civil".

El regidor compostelano explicó que ha abierto una "línea directa" con la archidiócesis para estar al tanto del caso y que ayer mismo se comunicó telefónicamente con el deán de la catedral, Segundo Pérez, y con el arzobispo, Julián Barrio. A partir de esta conversación el regidor ha concluido que este es "un caso en el que claramente colisionaron" ambas jurisdicciones. En este sentido, apuntó que "los canales de funcionamiento de una institución" como un convento de clausura imponen una "dispensa" para abandonar los votos. "En ese ámbito", apuntó "la jurisdicción civil es clara, no se puede retener a nadie contra su voluntad". A su juicio, "la guía tiene que ser la jurisdicción civil".

Noriega llamó a "ser respetuosos" con la línea de investigación abierta sobre los hechos e instó a esperar "a ver cómo se depuran responsabilidades, en el caso de que existan".