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Dislexia, a vueltas con las letras

Entre un 5 y 10% de los niños presenta problemas de lectoescritura debido a este trastorno - La detección precoz y el apoyo son cruciales para minimizar sus efectos

La psicóloga Iria Calleja, en su gabinete, en Vigo. // José Lores

Son incapaces de recitar el alfabeto, confunden las letras, omiten letras, sílabas e incluso palabras, tienen una comprensión lectora pobre y su escritura es lenta e incluso puede resultar un galimatías. La dislexia puede convertirse en un freno en el proceso de aprendizaje del niño si no se detecta y se interviene de forma precoz, y puede dar lugar a trastornos emocionales y de socialización. Este trastorno neurológico de origen genético afecta a entre un 5 y un 10 por ciento y, junto con el trastorno de déficit de atención, está detrás del ochenta por ciento de los casos de abandono escolar, según algunos expertos. Aunque se desconocen las razones, este trastorno afecta más a los varones que a las mujeres.

La psicóloga viguesa Iria Calleja Barcia, profesora-tutora de la UNED en el grado universitario de Psicología en las áreas de Metodología, Desarrollo y Clínica, asegura que la dislexia, que comienza a hacerse patente cuando el niño se inicia en la lectoescritura, muchas veces no es diagnosticada hasta la adolescencia e incluso la edad adulta. "Yo he tratado a chicos a quienes se les ha diagnosticado dislexia ya en el instituto. Lo que sucede en estos casos es que el niño disléxico es tachado de vago o se cree que tiene un coeficiente intelectual por debajo de lo que en realidad tiene, cuando en realidad se trata de niños muy inteligentes", explica.

Según esta experta, la falta de expectativas que suele ponerse en un niño disléxico no diagnosticado hace que este termine conformándose con el papel que le han impuesto, lo que provoca problemas de autoestima e incluso depresión. "Si todo el mundo te dice que no te esfuerzas y que eres un vago, lo normal es que termines comportándote conforme a lo que se espera de ti, aunque esto suponga una pérdida de autoestima", explica.

Aunque se trata de un trastorno de aprendizaje que no tiene tratamiento y el niño disléxico seguirá procesando e interpretando los símbolos de una forma distinta a quien no lo padece, sí existen herramientas terapéuticas para corregir o minimizar sus síntomas. "No se trata necesariamente de tratamiento psicológico, sino de trabajar todos al unísono, familia, centros educativos y profesionales, para ayudar y apoyar al niño. El apoyo es muy importante", afirma.

También lo es el diagnóstico precoz. "Hasta los siete años, el cerebro tiene una plasticidad extraordinaria, da igual el daño que se haya producido, los niveles de recuperación son mayores que después. Y se puede trabajar con juegos tan sencillos como el 'veo, veo', que les ayuda a asociar imágenes con el contenido lingüístico, una de las dificultades de la dislexia", explica la experta viguesa, que estos días explica a cerca de sesenta profesionales de la psicología educativa cómo diagnosticar e intervenir en estos casos en un taller que organiza el Colegio Oficial de Psicología de Galicia.

La lectura es otra poderosa aliada que la doctora Calleja recomienda a los padres para entrenar al niño en la lectoescritura. "El problema es que la gente no lee", se lamenta. También el cine, con el que la especialista viguesa, que también estudió producción audiovisual, trabaja habitualmente. "Encuentro que comprenden muy bien el lenguaje cinematográfico. Pero también recomiendo que hagan teatro porque es fantástico para trabajar aspectos como la autoestima", añade.

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