Para que el tratamiento sea efectivo -opina la psicopedagoga María Ferreiro Candia-, se debe iniciar en forma temprana. Igualmente es necesario que la familia del niño esté comprometida, puesto que tanto padres con hijos deben seguir un programa continuado de tratamiento, deben aprender técnicas para ayudar a manejar la conducta problemática de su hijo. "El profesor -añade- tiene un papel muy importante en la ayuda y adaptación de la respuesta educativa. Por ello, convocar una reunión para establecer el contacto y fijar un acuerdo sobre cómo se va a actuar puede ser de gran ayuda.

"Los niños que reciben diagnóstico y tratamiento de manera temprana -afirmó respecto a las expectativas de curación-, ,por lo general superan los problemas de comportamiento con el tiempo. Los niños que presentan síntomas graves o frecuentes y que no son capaces de completar el tratamiento tienden a tener el pronóstico menos alentador".

Negligentes y permisivos

La psicóloga dedicó una parte de su charla a diferentes tipos de trastornos destructivos (explosivo intermitente, negativista desafiante, de la conducta, del control de los impulsos...) señalando con mucha precisión sus características diferenciadoras. Y habló de los estilos educativos de los padres y consecuencias para los hijos, diferenciando el l estilo autoritario, el permisivo, el negligente y el democrático. "Los primeros son problemáticos pero los hijos de padres democráticos están más felices consigo mismos y eran generosos con los demás. Son más competentes socialmente, de mayor autoestima, autonomía y responsabilidad, mayor autorregulación y desarrollo moral.