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El cómic se rebela contra el sexismo

El Festival de Angulema, obligado a introducir mujeres en la lista inicial de candidatos al Gran Premio, en la que sólo figuraban hombres

Viñetas de Claire Bretecher, la única en la lista del Gran Premio.

Cuando la dirección del Festival de Cómic de Angulema, el de mayor prestigio de Europa, hizo pública, el pasado martes, la lista de candidatos a su Gran Premio -su nombre oficial es Grand Prix-, y entre los treinta nominados no figuraba ninguna mujer, estalló la polémica. El Colectivo francés de Autoras de Cómic Contra el Sexismo, que agrupa a un centenar de profesionales, llamó al boicot del galardón. Uno de los candidatos elegidos, Riad Sattouf, pidió ser retirado de la lista para ceder su plaza a una mujer. Otros nueve siguieron su ejemplo. El miércoles por la tarde, la dirección rectificó.

El Gran Premio, que se concede a un autor por el conjunto de su obra, significa que el festival dedica a su producción abundantes exposiciones, mesas redondas y actividades. En los 43 años de historia del certamen, sólo en una ocasión lo obtuvo una mujer, Claire Bretecher, en 1983, en una lista llena de autores francófonos.

En la lista inicial del festival figuraban grandes dibujantes, algunos incontestables, pero resulta inexplicable que ninguno de los nombres fuera femenino. Brian M. Bendis, Christian Binet, Christophe Blain, François Bourgeon, Charles Burns, Pierre Christin, Daniel Clowes, Richard Corben, Cosey, Etienne Davodeau, Nicolas de Crécy, Edika, Carlos Giménez, Emmanuel Guibert, Hermann, Alejandro Jodorowsky, Stan Lee, Milo Manara, Taiyô Matsumoto, Lorenzo Mattotti, Frank Miller, Alan Moore, Quino, Joann Sfar, Bill Sienkiewicz, Jirô Taniguchi, Naoki Urasawa, Jean Van Hamme, Chris Ware y el ya citado Riad Sattouf.

Las seis mujeres que se añadirán ahora, tras la protesta, son: la estadounidense Linda Barry, la canadiense Julie Doucet, la japonesa Moto Hagio, la francesa Chantar Montellier, la franco-iraní Marjane Satrapi y la británica Posy Simmond.

La organización se defendió de toda voluntad discriminatoria al insistir en que desde hace dos años los nominados salen de la votación de unos 3.000 autores profesionales. Y pese a que entre los que podían seleccionar los nominados había mujeres, estas autoras tuvieron "muy pocos votos y llegaron en las últimas posiciones", de forma que quedaron excluidas.

Además, hizo hincapié en que en la selección oficial de 2016 -que depende directamente de los organizadores-, las mujeres suponen "una proporción muy significativa": el 25% de los libros, cuando las autoras representan el 15% de los profesionales del sector.

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