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La historia de Xantia, la viguesa que se adelantó a Citroën en 1993

Con solo 8 años, su nombre fue elegido para nombrar una de las berlinas más vendidas de la marca gala - Ahora se examina para conducir y revela a FARO la historia de la coincidencia

¿Te llamas Xantia? ¿Como el coche? Cuántas veces durante su vida la gallega Xantia Alonso Bargiela tuvo que escuchar esa pregunta: ¿Por qué tus padres te pusieron nombre de coche? "Fue al revés; me cansaba de repetirlo", asegura a sus 31 años recién cumplidos. Y es que llegó antes Xantia, esta joven gallega bautizada en 1984 con el nombre de una divinidad griega, que aquel modelo que Citröen popularizó en los años 90 como sustituto del Citroën BX.

Su padre Miguel Alonso Boo, gran lector de mitología de la Antigüedad y su madre, Angélica Bargiela, tuvieron mucho que ver en la elección de aquel nombre, seleccionado adrede porque la niña fue concebida en un -accidentado- viaje a Grecia. Esa azarosa cuestión marcó, sin proponérselo, una divertida anécdota en sus vidas.

"Mis padres eligieron un nombre de la mitología griega, una hija de las Oceánidas, y hasta ahí todo bien. Lo típico: mi abuela quería otro nombre, mi padrino Suso Vaamonde, otro distinto... pero al final, quedó Xantia".

Años más tarde, Citroën eligió un nombre de forma aletoria, creado bajo la premisa de que contuviera la letra X y combinando... salió Xantia.

En Galicia, el que había elegido el nombre de la pequeña, Miguel Alonso Boo -que entonces dirigía el periódico Diario 16 de Galicia- recibió información y diapositivas del nuevo modelo de Citroën en su despacho, sin imaginar nada. Para su sorpresa, ¡el nuevo coche tenía el nombre de su hija!

Tal casualidad fue puesta en conocimiento de la filial automovilística. Y tras conocer que había una niña de solo 8 años llamada Xantia (un caso entonces único en España) Citroën quiso nombrarla "madrina" de aquel modelo Xantia cuyas ventas superaron los 1,2 millones de unidades hasta el final de su fabricación. La pequeña había nacido en Santiago pero vivía entre Vigo y Gondomar, donde fue escolarizada, y recuerda que estaba emocionada y encantada con aquella distinción. "Estuvieron muy pendientes de mí, recuerdo que me regalaron en la presentación del coche, que fue en Sevilla, un oso de dos metros, pero no cabía en el coche de mi padre y no pudo traérmelo... También me dijeron que si tuviera 18 años me hubiesen regalado un coche, ¡vaya pena! y salí en la revista de Citroën", recuerda Xantia ahora porque -precisamente- está sacando el carné de conducir.

Luego de que la berlina se bautizara como ella, las bromas en la adolescencia se multiplicaron: "Menuda carrocería o vaya chasis, buena delantera, o chascarrillos sobre la matrícula o la pérdida de aceite". Xantia lo confiesa con una sonrisa y, viendo su desparpajo, se adivinan múltiples respuestas graciosas con las que ha salido del paso a lo largo de su vida. "Tener un nombre como el mío ha tenido muchas cosas buenas. Es bueno para romper el hielo porque es fácil entablar una conversación conmigo", reconoce. Pero en su periplo vital, Xantia vivió en Londres tres años al cumplir los 18. De allí también se ha traído un listado de otros denominativos. "Hice una lista de hasta 50 nombres, me llamaron desde Santísima, pasando por Shakira..."

"Accidentado" viaje a Grecia

  • El viaje que Miguel y Angélica emprendieron a Grecia tampoco estuvo exento de casualidades. Les había tocado en un sorteo. Llegaron al aeropuerto de Barajas poco después de la trágica colisión registrada en diciembre de 1983 entre dos aviones -uno con destino a Roma y otro a Santander- que se cobró 92 víctimas mortales. Decidieron volar igual, aunque parte del pasaje del avión canceló su billete y, cuando aterrizaron en Grecia, el puerto del Pireo en Atenas -el mayor puerto marítimo de Grecia- estaba cerrado por un gran maremoto."Llegamos al hotel, que estaba en una de las calles que desembocan en la plaza Syntagma y nos enteramos de que acaba de producirse un atentado en un periódico", recuerda Angélica Bargiela. La familia muestra una página del tratado de Mitología de donde fue extraído el nombre de Xantia, concebida durante aquel viaje, y que mucha gente creía, y aún cree, que es gallego. Y ahora, después de un XM, tienen un C5, el modelo que casualmente reemplazó al Xantia.

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