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Hermana Guadalupe: "Los cristianos dan la vida en Siria por su fe y rechazan convertirse al Islam"

"El EI esclaviza a las mujeres, crucifica a los niños y asesina brutalmente a los hombres"

Hermana Guadalupe: "Los cristianos dan la vida en Siria por su fe y rechazan convertirse al Islam"

Testigo de las atrocidades del fanatismo del Estado Islámico (EI) en Siria, la hermana Guadalupe (Villa Mercedes, Argentina, 1973), misionera del Verbo Encarnado, recorre España para denunciar el genocidio que sufren los cristianos en Oriente Medio. Con su hábito azul y una cruz tatuada en su muñeca derecha, esta religiosa alegre y dicharachera tuvo muy clara su vocación desde muy joven y a los 18 años tomó la decisión de entrar en la congregación fundada por el conservador padre Carlos Buela en 1984, para cambiar su sueño de ser madre de una familia numerosa por el reto de entregar su vida a Cristo. No se arrepiente de haber dado el paso y hoy vive con admirable entusiasmo su misión en un país en el que residían hasta hace cuatro años 1,2 millones de cristianos de los que 800.000 han tenido que huir del terror sin límites del EI. "Cada día decapitan o entierran vivos a niños", denuncia para relatar la trágica realidad que sufre la población siria.

-Hermana Guadalupe, ¿qué les hacen a los cristianos en Siria?

-Quiero que los españoles sepan lo que pasa en Siria y en Irak, donde los cristianos son perseguidos sin piedad y mueren todos los días de las formas más atroces por defender su fe. Estoy en España para pedir que se apoye a estas personas que resisten a través de Ayuda a la Iglesia Necesitada y de SOS Cristianos en Siria.

-¿Están sufriendo los cristianos un genocidio en Oriente Medio y en África?

-La magnitud de lo que pasa es ya de genocidio por la atrocidad de las masacres que se producen cada día. Las decapitaciones que ordena el Estado Islámico no suceden solo en los vídeos. Ocurren todos los días.

-¿Cómo se comportaba la dictadura de Al Asad con los cristianos?

-No solo se podía ser cristiano sino que además los cristianos tenían hasta la posibilidad de ocupar altos cargos en el Gobierno de Al Asad. Es cierto que era una dictadura, pero la mayor parte de la población siria se encontraba cómoda con ella y disfrutaba tanto de bienestar social como de una buena convivencia. El Gobierno de Al Asad era laico y los cristianos gozaban de protección.

-¿Cuándo cambió la situación?

-En 2011, cuando llegaron a Siria grupos armados fundamentalistas de fuera del país que se unieron a la minoría que conformaba la oposición a Al Asad. Esa minoría, que era moderada, se diluyó con estos fanáticos y comenzó el terror.

-¿Qué ha supuesto la entrada en escena de los fanáticos del Estado Islámico?

-Es un espanto. Nuestra congregación está en Alepo, que era una ciudad tranquila, muy occidentalizada y moderna. Desde que entró el Estado Islámico en Siria todo se ha vuelto terror y desconfianza. A los primeros a los que persiguieron fueron a los cristianos, pero también masacran a los musulmanes que no comulgan con su fanatismo.

-¿Qué clase de terror practica el EI con los cristianos?

-Secuestran a las mujeres para convertirlas en esclavas sexuales. A los niños los decapitan, los entierran vivos, los crucifican o los reclutan para su causa y a los hombres los asesinan brutalmente. A todos se les ofrece primero la posibilidad de convertirse al Islam.

-¿Lo hacen?

-No conozco ningún caso. Esta masacre está fortaleciendo su fe y se muestran cada día más dispuestos a dar su vida si hace falta.

-Y ante ese panorama, usted está dispuesta a volver a Alepo. ¿No teme por su vida?

-El fundador de mi congregación, el padre Buela, nos anima siempre a priorizar la asistencia en los lugares donde nadie quiere ir. Para mí es un desafío. Mi labor misionera es una vocación, no un capricho y estoy dispuesta a dar mi vida por Jesucristo. No tengo miedo. Me siento incluso alegre de poder ayudar a esa gente.

-Pero, ¿cómo puede soportar vivir en medio de tanta barbarie?

-Lo hago con espíritu de fe como lo hacen todos esos cristianos que resisten en Siria e Irak, perdonando a los que matan a sus seres queridos. Eso no quiere decir que no nos queramos defender.

-¿Es suficientemente contundente el mensaje del Papa Francisco en respuesta a esas matanzas?

-El Papa habla alto y claro sobre este tema pero parece que no le quieren escuchar los que se lucran con estas matanzas. Tanto el Santo Padre como los obispos de Siria han pedido que se deje de vender armas al Estado Islámico y que no se compre petróleo a esos terroristas, pero parece que ese mensaje no interesa a ciertos países de Occidente.

-¿Qué solución ve usted en Siria?

-No habría que descartar una intervención militar que debería de liderar una coalición internacional apoyando a los gobiernos de Siria e Irak. Los ataques unilaterales son ineficaces y violan la soberanía de esos países. La única intervención militar que hasta el momento ha tenido éxito ha sido la rusa porque la hizo con el gobierno local.

-¿Cómo es la relación hoy en día del Papa con la congregación del Verbo Encarnado?

-Muy buena, el Papa me ha dicho personalmente que está muy satisfecho con nuestras misiones.

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