Varios grupos de investigación repartidos por España, entre los que figuran algunos gallegos, se encuentran estudiando cómo se adaptarían las distintas variedades de vino a un hipotético cambio climático, a una supuesta subida de temperaturas.

En Galicia, la Misión Biológica de Galicia -del CSIC- desarrolla uno de ellos trabajando con distintas clases de vid (albariño, mencía, treixadura, godello y torrontés) para analizar cómo se comportan en función de la altitud en la que se cultiven. Otra investigación la han ejecutado la Universidade de Vigo y Santiago, también con el CSIC.

En otros centros españoles, como la Estación Experimental Aula Dei simulan en invernaderos concentraciones altas de CO2 atmosférico. Se calcula que, para 2100, el dióxido de carbono alcanzará las 700 partes por millón cuando en el periodo preindustrial eran 280.