El sedentarismo ha hecho cambiar la cara de los humanos. No solo los cambios en el cerebro han incidido en la forma que hoy en día posee el Homo Sapiens -es decir, nosotros- tras la evolución registrada en el último millón de años. La idea clásica era que se había modificado debido a los cambios en los dientes y la masticación. Sin embargo, una investigación de más de una década realizada por expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha concluido que disfrutamos de una cara más reducida y muchísimo más plana que los neandertales y sus antecesores debido a una disminución de la cavidad nasal, provocada por una merma de la masa muscular y por realizar menos ejercicio corporal.

Antes de entrar en más detalles, hay que aclarar que la cavidad nasal es la parte de la cara por donde penetra el aire y que se sitúa por detrás de la nariz.

"La cara del Homo Sapiens es una conjunción de varios factores: la evolución del cerebro y del cuerpo humano más su actividad. A mayor músculo en el cuerpo y actividad corporal, mayor cavidad nasal se necesita. Un cuerpo grande y musculoso necesita más respiración (oxidación). El hombre ha perdido masa músculo-esquelética y tiene ahora una cavidad nasal más pequeña. Como consecuencia, la cara es muy reducida (en comparación con otros homínidos) y muy plana", explica Antonio Rosas, profesor investigador del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Rosas es uno de los expertos que han publicado estos resultados en el Journal of Human Evolution, junto a su colaborador, el también investigador del CSIC Markus Bastir.

Un futuro como bulldogs

De proseguir este sedentarismo -el humano ha pasado de correr al aire libre para buscar comida y cobijo a permanecer gran parte del día sentado-, el Homo Sapiens seguirá perdiendo masa muscular y su cavidad nasal seguirá decreciendo. A menos ejercicio, menos tamaño corporal, menos cavidad nasal porque ya no se necesita un intenso intercambio de gases, entrada de oxígeno y salida de dióxido de carbono. En el futuro, "nos quedaríamos como los bulldogs", asegura lejos del chiste Rosas quien destaca que la progresión ha sido compleja.

Otro factor incidente ha sido la modificación del cerebro al pasar de los casi 1.500 centímetros cúbicos de los neandertales a los 1.350 actuales.