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El TOC, un trastorno incapacitante

La vida entre obsesiones y rituales

El TOC afecta a dos de cada cien personas. Quien lo padece tiene pensamientos recurrentes de los que intenta zafarse con rituales repetitivos

Mejor imposible, una de las películas que mejor retrata los TOC

Todos tenemos alguna vez pensamientos extraños, que nos vienen a la cabeza de súbito y que nos trastocan. ¿A quién no le ha asaltado alguna vez la duda de si cerró o no la puerta de casa o de si dejó encendida o apagada la cocina? Pero lo normal es que una vez comprobado, la idea desaparezca, o que lo haga sin más, como vino, aunque no nos molestemos en comprobar si la duda era cierta o no.

El problema está cuando estas ideas son recurrentes y persistentes, cuando no cesan aunque se haya comprobado, una, dos, tres veces que la puerta de casa está cerrada y la cocina apagada. El pensamiento vuelve y la persona vuelve a repetir la misma conducta. Y así una y otra vez. Es lo que se llama trastorno obsesivo compulsivo (TOC), un problema que afecta a dos de cada cien personas y que hasta hace no demasiado tiempo suponía un quebradero de cabeza para los especialistas.

"Se consideraba tan raro que hasta llegó a creerse que era un problema neurológico", apunta Alicia Carballal, doctora en Psicología, que matiza que el verdadero problema de este trastorno no son los pensamientos persistentes que asaltan al sujeto de forma involuntaria, sino los rituales o compulsiones que hace de forma voluntaria para librarse o chafarse de esas imágenes. El TOP puede llegar a ser incapacitante e incluso peligroso para quien lo padece. "Hay personas con obsesión por la limpieza que llegan a lavarse las manos con lejía para desinfectarlas o personas obsesionadas con posibles catástrofes que regresan a casa una y otra vez para comprobar que han cerrado la puerta porque ese nivel de ansiedad que le provoca la duda no les permiten seguir con su vida", explica.

El cine ha reflejado en diversas ocasiones el TOC, aunque tal vez la película que mejor lo retrata es "Mejor imposible". En ella, Jack Nicholson interpreta a un escritor de éxito obsesionado con la simetría y el orden, con la limpieza y que presenta también rituales de comprobación, y repeticiones y conductas de evitación. Así, su personaje se lava repetitivamente las manos, siempre con una pastilla de jabón nueva, y camina zigzagueando para evitar pisar las rayas de las baldosas de la calle y pasos de cebra, y tampoco soporta el contacto humano por su miedo al contagio, por lo que vida social es casi anecdótica.

También refleja las reacciones de ansiedad que sufren las personas con TOC cuando se enfrentan al objeto temido y cuál es su reacción cuando alguien interrumpe o imposibilita que pueda llevar a cabo su ritual tranquilizador. "El obsesivo compulsivo busca siempre el control del pensamiento, por eso lleva a cabo esos rituales, pero el pensamiento, por naturaleza, no se puede controlar", explica Carballal.

Se cree que detrás del TOC hay factores biológicos, aunque la vulnerabilidad biológica no lo explicaría por sí sola. El entorno, las experiencias y la educación también están involucrados en el desarrollo de este trastorno, que puede permanecer latente, sin manifestar síntomas hasta que aparece un desencadenante, generalmente un evento estresante. No tiene cura, aunque sí tratamiento psicológico con un porcentaje de éxito del 80%, según Carballal.

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