Andrea Pousa y Bruxo Queiman se dejaron ver ayer en una actuación en Salvaterra de Miño -con motivo de la segunda edición de la Festa do viño espumoso- con un exquisito complemento made in Galicia. Se trata de trajes elaborados con el tradicional encaje de Camariñas, del que son la nueva imagen.
De hecho, los artistas gallegos llevaran el "Encaixe de Camariñas" por el mundo en sus espectáculos y en los actos institucionales a los que asistan. Fieles a las tradiciones y a la cultura atlántica que aseguran que guía sus trabajos, el Bruxo Queiman tratará de enriquecer su puesta en escena sumando el nuevo elemento autóctono de encaje de bolillos. Keltia "El Musical" -espectáculo estrella de la compañía artística- será por tanto uno de los escaparates para Camariñas y su arte, ya que sus protagonistas mostrarán puntillas en confecciones como vestidos y capas. Ambos artistas hallan en el encaje camariñense "una delicadeza y un gusto exquisito".
De hecho, el pasado viernes -ataviados con ropas decoradas con el encaje- participaron en el trigésimo aniversario de la declaración de Santiago de Compostela Patrimonio da Humanidade, en el Museo das Peregrinacións de la capital gallega, junto al arzobispo de Santiago y otras autoridades locales.
Por su parte, la célebre artesanía da el salto a las artes escénicas. Para sellar la colaboración, Queiman y Pousa visitaron el Museo do Encaixe de Camariñas, donde fueron recibidos por el alcalde, Manuel Valeriano Alonso de León, y la concejala Sandra Insua. "Gracias Camariñas... por abrirme las puertas y hacer posible que pueda disfrutar de vuestro tesoro más preciado", aseguró Andrea Pousa en su página de Facebook en plena tarea de ver telas.
En la próxima Mostra, que se celebrará en abril, serán los encargados de inaugurar el evento con el estilo que los caracteriza. Avanzan que será "un evento único, diferente y personalizado a Camariñas, cargado de sorpresas y momentos mágicos..." La tradición del encaje de bolillos de Camariñas, con hilo de lino -que se cultivaba abundantemente en Galicia- ya está documentado con compras para la catedral de Toledo, en la primera mitad de siglo XVI, lo que parece indicar que se exportaba al resto de la Península.
