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Herrero: "Dominguín vivió acelerado, al límite en el amor, los toros o el dinero"

"El torero y Ava Gardner protagonizaron una relación que fue como un terremoto; él se hubiera casado con ella sin dudarlo pero ella tenía miedo a otro fracaso", dice la escritora

"Luis Miguel Dominguín vivió al límite en el amor, los toros o el dinero, poniendo cara a la vida, que era uno de sus lemas", decía ayer en el Club FARO la periodista y escritora Nieves Herrero, en su charla-coloquio sobre "La pasión de Ava Gardner y Luis Miguel Dominguín".

Presentada por la periodista Lucía Trillo, Nieves Herrero explicó que su libro había nacido de una foto que por azar vio en su editorial, en la que el torero y la actriz no hacían nada más que hablarse al oído, como en un susurro, pero que a ella le pareció lleno de significados. "Empecé a tirar del hilo, a buscar personas que le habían conocido de primera mano como Canito, fotógrafo taurino y muy amigo del torrero que tiene 103 años, o los hijos de su medico Tamames.

Al calor de fotografías que se iban sucediendo en pantalla y de las preguntas de su presentadora, Herrero fue desgranando la personalidad de los protagonistas de su reciente libro, "Como si no hubiera un mañana" (Seix Barral), en el que relata la relación entre ambos. "Ava Gardner -contó- era una mujer frágil, una chica de campo, muy masculina y mal hablada que de niña había corrido descalza y feliz entre las plantaciones de tabaco en las que trabajaba su padre, a la que descubre la Metro por una foto que colgó su cuñado en un escaparate. La transforman, "le quitan los modales, el acento, le cambian las botas por los tacones. Allí desaparece Ava Lavinia y aparece la estrella".

La actriz llega a España después de pasar 18 meses en la selva rodando Mogambo y con tres matrimonios fracasados porque ella, según dijo Herrero, quería ser una mujer corriente y sus maridos querían cambiarla. Con el primero, Mickey Rooney, una estrella entonces, pero que le era infiel, y con el que se casó sin saber que también lo hacía con su madre. Artie Shaw, el segundo, quiso hacer de ella "la mujer intelectual que no era"; y aparece Sinatra, que "la atosiga obsesionado y, como él estaba casado, la prensa americana la maltrata. Se casa con ella tras venir a España el gran actor enterado de una posible relación con el torero Mario Cabré. Se amaban pero sus peleas eran sonadas y continuas. Howard Hughes fue otro de sus enamorados y otro obsesioinado que llegaba a ponerle espías".

Ava se torturaba

Ava era, según la periodista, una mujer a la que el cine y su estrellato había truncado su deseo de ser una secretaria y madre feliz de seis hijos, "Era una mujer que no se reconocía en el espejo como actriz famosa, que se torturaba mucho porque la gente solo veía en ella una fachada".

Recordó la escritora al padre de Dominguín, que con el toreo sacó a la familia de la nada, gestionando luego plazas como la de Pontevedra y convirtiéndose en patriarca de una saga de toreros. La vida de su hijo Luis Miguel fue, siguiendo las palabras de Nieves Herrero, la historia de un donjuán del siglo XX. "Fue un hombre que toreaba porque, decía había mujeres en el ruedo. Su romance hizo correr ríos de tinta. Fueron dos personas que vivieron muy intensamente. Ella se sentía fracasada y el coqueteaba con la muerte constantemente, pero en realidad eran almas gemelas".

Para la periodista lo de enamorarse fue en ellos un destino. "Era algo -dijo- que estaba en su destino. Ellos se ven en una fiesta e inmediatamente surge algo sin hablar, porque no se hablaron. Ella le dice "no español"; él, "no inglés"; pero no hizo falta más. Durante dos años se divirtieron y se amaron. Ellos dos tuvieron una atracción previa a la comunicación verbal,. No se enamoró del torero porque en ese momento no lo sabía. Y su amor fue un terremoto. Y esa relación los marcó a los dos para toda la vida, porque aún hoy quedan rescoldos de aquel fuego tan intenso que sintieron esos dos años. Fue algo muy apasionado, muy de juventud".

Herrero contó que había entrevistado al torero cuando ya era mayor, se había separado de Lucía Boseé y estaba casado con Rosario Primo de Rivera. "Me reconoció que Ava había sido la mujer de su vida. Ella, sin embargo, siempre intentaba poner tierra por medio, dominaba un tanto la periodicidad de los encuentros y hasta él mismo, se cansó un poco de que ella manejara estos tiempos".

Sin embargo, ambos se conocieron cuando su amor no podía envejecer con ellos: aunque Luis Miguel Dominguín se hubiera casado con ella sin dudarlo, Ava Gardner se sentía incapaz de fracasar de nuevo. Tres divorcios habían sido suficientes para quitarle las ganas de intentarlo otra vez con un nuevo compromiso. "Eran dos grandes números uno que soñaban con ser personas corrientes, que estaban solos a pesar de estar siempre rodeados de gente",

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