El palacio ahora sede de la Fundación Cristina Masaveu -palacio de Hevia o palacio de Heredia, como también se le conoce- es un hermoso edificio con dos torres cubiertas a cuatro aguas que flanquean su fachada norte y vanos anexos armónicamente distribuidos. Un cuerpo de mayor tamaño y altura se asoma al Sur, mientras al Oeste, como un apéndice, luce una capilla con espadaña. Lo rodean diez hectáreas de parque cercado por gruesas tapias de piedra.

Originariamente fue solar de los Faes, un mayorazgo fundado en 1568 por Álvaro González de Faes. El último poseedor hereditario directo de esa saga fue Antonio Fernández de Heredia y Valdés, vizconde del Cerro, quien en 1856 vendió el predio y demás bienes del mayorazgo a Benito de Maqua, avilesino que hizo fortuna en México y primer marqués de San Juan de Nieva.

Tras la Guerra Civil, compró el palacio Pedro Masaveu Masaveu, quien lo rehabilitó espléndidamente, lo enriqueció con obras de arte y lo convirtió en su residencia. El palacio comenzó a ser frecuentado por intelectuales y artistas, sobre todo músicos. Federico Mompou lo visitó frecuentemente y allí compuso su oratorio Improperios, para voces y orquesta, estrenado en 1963 y considerado uno de los más bellos oratorios españoles del siglo XX.

El palacio acoge, básicamente, la pintura que colgó de sus paredes Pedro Masaveu Masaveu -iniciador de la pinacoteca familiar- , en su mayor parte formada por obras del XVI y el XVII, aunque tiene también desde tallas románicas hasta pintura gótica. Su formación humanista y talante cosmopolita le llevaron a ejercer un activo mecenazgo cultural. Fundó las escuelas infantiles de Tudela Veguín, la Fundación Masaveu, dedicada a la Formación Profesional; presidió la Sociedad Filarmónica, la Orquesta Sinfónica y el Ateneo de Oviedo.

Música y pintura

Su hijo, Pedro Masaveu Peterson, heredo la afición por la pintura, mientras que su hija, Cristina, era una enamorada de la música, arte al que veía unas posibilidades enormes de desarrollo para la sociedad, y por eso ponía como ejemplo Salzburgo, la pequeña ciudad austriaca que, decía, vive únicamente gracias a que allí nació el genial Mozart.

Cristina dejó al frente de su fundación a Fernando Masaveu, quien quiere abrirla a la sociedad -por ejemplo, permitiendo el disfrute de su jardines- y, al mismo tiempo, quiere que la Fundación actúe como un foco de atracción de grandes artistas, de manera que pueda ejemplarizar el empuje de la sociedad civil asturiana.

En la actualidad la Colección Masaveu cuenta con unos cuatrocientos cuadros, repartidos, fundamentalmente, entre el palacio de Hevia y, sobre todo, el edificio que tienen en Cimadevilla (Gijón).

En 1993, a raíz de la muerte de Pedro Masaveu, hermano de Cristina, la familia pagó el impuesto de sucesiones al Principado, tras un largo pleito con Madrid, mediante la dación de 410 pinturas que han pasado a enriquecer los fondos del Museo de Bellas Artes.